El profesor de la UCAV, Carlos Romero, reivindica la necesidad de conservar la biodiversidad ganadera y pone en valor la prestación de servicios ecosistémicos 

Agronews Castilla y León

11 de junio de 2023

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“La conservación de la biodiversidad ganadera y la prestación de servicios ecosistémicos” centra el noveno capítulo del pódcast “UCAV Divulga” que ha lanzado la Universidad Católica de Ávila (UCAV). El profesor Dr. Carlos Romero, director del Máster en Ingeniería Agronómica y vicedecano de la Facultad de Ciencias y Artes de la UCAV.

Si preguntásemos a las personas de nuestro entorno con qué asocian la palabra biodiversidad, probablemente la mayoría harían alusión a la fauna marina, a los animales de la sabana africana, a los de Costa Rica o, en un ámbito más cercano, al lobo, el oso o el lince. Seguramente, nadie se acordaría de las razas autóctonas de ganado y, sin embargo, estos animales domésticos atesoran intrínseca e indirectamente una biodiversidad de gran valor, sobre cuya conservación se viene insistiendo mucho en los últimos años, tanto por parte de la Política Agraria Común de la Unión Europea como por parte de las directrices de Naciones Unidas. De hecho, el llamamiento a la conservación de estos recursos zoogenéticos se inscribe dentro de la Meta 2.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. ¿Por qué a nivel internacional se está poniendo tanto énfasis en la necesidad de conservar estos animales? Son muchos los argumentos de índole ambiental, social, económica y cultural que sostienen la importancia de esta conservación. Y en España, especialmente, conviene tenerlos en cuenta puesto que en torno al 85% de las 160 razas autóctonas de ganado reconocidas en el catálogo oficial del Ministerio de Agricultura se encuentran actualmente en peligro de extinción.

Las razas autóctonas de ganado que han llegado hasta nuestros días son el resultado de siglos de adaptación a las características propias de las distintas zonas de España, indica Carlos Romero. Son animales muy rústicos, lo cual implica que son muy sufridos, poco exigentes, tolerantes de condiciones extremas, resistentes a enfermedades, etc. El Vicedecano de la Facultad de Ciencias y Artes de la UCAV expone que “en años como el actual en el que estamos sufriendo una marcada sequía y una gran escasez de pasto es este tipo de animales el que mejor va a soportar la dureza de las condiciones”. Así mismo, estos animales destacan en parámetros funcionales como la fertilidad, la facilidad de parto, el instinto maternal, la longevidad, la capacidad para recorrer grandes distancias, etc. Sin embargo, pese a todos estos rasgos a su favor, estos animales llevan décadas siendo desplazados por animales extranjeros que han sido sometidos a mejora genética y, por ello, producen en mayor cantidad. No obstante, hay que ser conscientes de que estos animales seleccionados también presentan mayores necesidades nutricionales (y, por tanto, no se conforman con alimentos de baja calidad) y son mucho más delicados y exigentes en cuanto a sus cuidados.

En definitiva, asegura el Dr. Romero, su coste de mantenimiento es bastante mayor que el de los animales autóctonos. En aquellos territorios tanto de Europa como de otros continentes en que las condiciones ambientales son hostiles, únicamente cabe la producción ganadera con ganado bien adaptado y resistente. En zonas desfavorecidas de España, muchas veces la única opción viable para producir alimentos consiste en la cría de las razas autóctonas tradicionales de la zona puesto que animales selectos no conseguirían cubrir sus necesidades con los escasos recursos alimenticios del lugar y la agricultura tampoco suele ser factible por la mala calidad del suelo y la pendiente del terreno. El ganado autóctono permite, por tanto, en muchos territorios agrestes fijar población, generar renta y producir alimentos, siendo además estos alimentos de notable calidad organoléptica reconocida por sellos de calidad alimentaria diferenciada como las Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas Protegidas. En resumen, si en los restaurantes y tiendas de las ciudades queremos seguir disfrutando de Carne de Ávila, Queso de los Ibores, Jamón Dehesa de Extremadura, Queso Majorero, Queso Palmero, Queso de la Serena o Sobrasada de Mallorca de Cerdo Negro habrá que seguir criando las razas autóctonas de ganado que dan lugar a los productos amparados por estos sellos diferenciadores.

Estos animales no sólo generan carne, leche, huevos, cuero, lana, etc. en los territorios donde se siguen criando, sino que, además, prestan, directa o indirectamente, unos servicios ecosistémicos que nos benefician a todos y que se están empezando a reconocer. Se trata de servicios favorables para los ecosistemas como son el estercolado, la dispersión de semillas, la limpieza del monte (y, por ende, la prevención de incendios), el mantenimiento de hábitats propicios para la fauna salvaje, la conservación de paisajes típicos, etc. En último lugar, pero no menos importante, está igualmente justificada la conservación de estos animales domésticos por el hecho de que constituyen un patrimonio cultural vinculado a festejos populares, presente en libros y cuadros antiguos y reflejo de la diversidad antropológica y ecológica de las distintas regiones de España. Todas éstas son razones a favor de la conservación de nuestras razas autóctonas de ganado, pero también hay que tener en cuenta que vivimos en una sociedad muy cambiante y, por ello, las demandas de los consumidores evolucionan muy rápidamente en cuestión de pocos años.

Puede perfectamente ocurrir que un determinado animal autóctono que ahora parece carecer de uso práctico se vuelva, de repente, muy interesante y útil a medio plazo ante unas nuevas condiciones de mercado. Si no lo hemos conservado y ha desaparecido, no volveremos a tenerlo disponible de la noche a la mañana cuando lo necesitemos porque se han requerido siglos para obtener las razas de ganado, asevera Carlos Romero. Un ejemplo muy concreto de esto último lo representa el cerdo ibérico que estuvo a punto de extinguirse en los años 60 del siglo XX y, gracias a que, en algunas fincas, se conservaron sus distintas estirpes sin cruzarlas con los cerdos blancos noreuropeos, se pudo, luego, a partir de los años 90 incrementar el censo de animales de la raza y producir tantos embutidos como la sociedad empezó a demandar, tanto en España como en países extranjeros a los que se exportan en gran medida los productos cárnicos del cerdo ibérico.

Disponible el nuevo episodio del podcast:

Youtube: https://youtu.be/dYg4K4PLUMs

Ivoox: https://go.ivoox.com/rf/109986565

Spotify:https://open.spotify.com/episode/2eUbHa06KUDbLtgbuesE64?si=3e5cf3c2bc944922



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