La Junta de Castilla y León actualiza las normas de Control de la Población de Topillo Campesino: Estrategias y Protocolos revisados.
El aumento en la población de topillo campesino (Microtus arvalis) ha motivado, recuerdan desde ASAJA Castilla y León, una respuesta organizada por parte de la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, a través del Servicio de Sanidad y Certificación Vegetal. Este esfuerzo se dirige a mitigar el impacto negativo que estos roedores pueden tener en la agricultura y la ganadería. La página web de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León se ha actualizado recientemente, ofreciendo información crucial y documentación sobre los tratamientos disponibles para controlar estas poblaciones.
La normativa puede consultarse aquí
Umbral de Tratamiento y Primeras Medidas de control
El control efectivo de Microtus arvalis comienza con la identificación temprana de su presencia. La estrategia establece que, ante las primeras evidencias de colonización, es crucial verificar la actividad de las colonias y confirmar que corresponden al topillo campesino. Este paso inicial es fundamental, ya que un grado de colonización elevado puede hacer que los tratamientos resulten ineficaces y su ejecución inviable.
Productos Autorizados y Aplicación
La selección de productos fitosanitarios juega un papel crucial en la estrategia de control. Solo los productos autorizados e inscritos en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios deben utilizarse. Entre estos, el fosfuro de zinc destaca por su autorización para usos en áreas no accesibles al público general. Es importante adherirse estrictamente a las dosis recomendadas, formas y épocas de aplicación, así como a los plazos de seguridad establecidos. La aplicación en madrigueras requiere el uso de aplicadores específicos, limitando la dosis a 5 lentejas por madriguera, con una dosis máxima anual de 2kg/ha.
Requisitos para la Manipulación y Aplicación
La seguridad y eficacia en la aplicación de estos tratamientos dependen también de la capacitación de quienes los manejan. Todo individuo involucrado debe poseer el Carné de usuario profesional del nivel correspondiente y realizar la aplicación en condiciones libres de humedad para garantizar la efectividad del tratamiento.
Comunicación Obligatoria y Preparativos
Un aspecto crucial en el protocolo de aplicación es la comunicación obligatoria previa. Los usuarios deben informar por escrito a la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera sobre cualquier tratamiento planeado, utilizando el Modelo de comunicación de tratamientos disponible en la sección «Formularios y anexos» de la web. Esta comunicación debe realizarse con al menos 7 días hábiles de antelación al inicio de la aplicación, asegurando así una coordinación efectiva y el cumplimiento de las normativas vigentes.
Impacto y Expectativas
La implementación de estas medidas busca equilibrar la necesidad de controlar las poblaciones de topillo campesino con la seguridad ambiental y la salud pública. Al seguir estas directrices, se espera no solo proteger los cultivos y pastos de los daños causados por estos roedores, sino también minimizar el impacto de los tratamientos en el ecosistema.
La batalla contra el aumento de las poblaciones de topillo campesino es compleja, requiriendo una estrategia bien planificada y ejecutada. La Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, mediante la actualización de protocolos y la facilitación de información clave a través de su web, proporciona las herramientas necesarias para enfrentar este desafío de manera efectiva y segura.
El Microtus arvalis, conocido comúnmente como topillo campesino, es una especie de roedor que juega un papel importante en los ecosistemas agrícolas y rurales. Este pequeño mamífero se caracteriza por su pelaje marrón grisáceo, tamaño compacto y orejas parcialmente ocultas. Habita principalmente en Europa y Asia, adaptándose a una variedad de hábitats que incluyen campos de cultivo, pastizales y bordes de caminos.
A pesar de su papel en la cadena trófica, contribuyendo a la dispersión de semillas y al control de insectos, su tendencia a proliferar puede llevar a significativos daños en la agricultura, devorando cultivos y afectando la producción. La gestión de su población es crucial para mitigar estos impactos negativos, equilibrando la necesidad de conservar la biodiversidad con la protección de los intereses agrícolas.
