“El bueno, el malo, el feo”

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Con este título “mítico” del denominado “espagueti western” empezaba el otro día la presentación de las jornadas que sobre el vacuno de leche que organizaban en León Editorial Agrícola y Agronews, en clara referencia a cómo ven los consumidores, la sociedad en general, la situación de la cadena de valor de este producto fundamental para la alimentación humana.

Es evidente que el ganadero es la parte más débil de las tres patas, el Director General de Producción Agropecuaria de la Junta de Castilla y León, Jorge Llorente, elevaba ese número a cuatro incluyendo a los consumidores, que constituyen esta cadena, lo ha sido tradicionalmente y lo sigue siendo en la actualidad, pero soy de los que creo que en esta vida no hay sólo negros y blancos y si muchos grises, y por lo tanto este colectivo no debe refugiarse en el victimismo fácil, en la petición de ayudas o en la solución mágica que aporten las administraciones… quienes, por cierto, hasta el momento, no han sido capaces de aliviar la crisis de precios que soportan los ganaderos desde el final de las cuotas en abril de 2015. Situación que, en gran medida,  es consecuencia de la apuesta realizada por esas propias administraciones desde Bruselas, Madrid o Valladolid por incrementar la producción de leche a toda costa con la esperanza de ganar nuevos mercados, confiando en que el resto de potencias lácteas mundiales se quedasen de brazos cruzados dejando hacer a los europeos, algo que, evidentemente, no se ha producido, lo que sumado al veto ruso y a la bajada de las importaciones de China ha provocado la “tormenta perfecta” que se plasma en precios a los profesionales españoles, basta mirar el último informe del FEGA, por debajo de los 0,30 euros, muy inferiores a los costes de producción.

Los ganaderos deben unirse, crear Organizaciones de Productores, fortalecer sus cooperativas… para concentrar la oferta con lo que se permitiría firmar contratos de larga duración, no de tres meses o un año como pasa en la actualidad que no aportan ninguna estabilidad, con unos precios indexados “a lo que se quiera”, afirman muchos ganaderos, pero siempre por encima de esos 0,34 euros que marcan la frontera, o la línea roja que tanto se dice ahora, de los costes de producción… El problema, y así me lo recordaba un ganadero en una larga conversión el otro día, es que “hemos tenido tan malas experiencias con cooperativas y OPs… que la gente está  escaldada y ahora le dices de unirse… y uff”… así que de aquellos polvos, vienen estos lodos… pero se tiene que avanzar en esa línea de trabajo, hay modelos que están funcionando, habrá que conocerlos y si algo da resultados, pues a copiarlo y repetirlo…

Industria y distribución siempre han sido los malos de la película, quizás un papel que se han ganado a pulso, pero no es menor cierto que la generalización siempre es injusta , y que existen ejemplos evidentes y conocidos por todos, no es necesario citarlos, en los que los ganaderos están “cómodos” entregando a tal o cual industria o viendo como su producción la venta cierta distribución.

Si que se les puede echar en cara, en el caso de la industria, un cierto inmovilismo que les ha llevado a sólo “envasar leche”, operación en la que poco valor añadido se aporta al producto y con lo cual es complicado subir el precio a los ganaderos… Además, han mantenido siempre una presión sobre el sector primario, el ya tradicional “nos sobra leche, no sabemos qué hacer con ella, así que el precio… igual lo tenemos que revisar”… que evidentemente tiene que cambiar, buscando mejorar esas relaciones ganadero/industria, quizás con la presencia de un mediador, que contribuya a dar continuidad en el tiempo y “comodidad” a esa relación, pues ambos se necesitan mutuamente.

Quizás uno de los logros más claros del acuerdo lácteo de septiembre de 2015 es que se ha frenado, algún caso puntual ha saltado, el error humano es una buena excusa para salir del paso a las denuncias públicas que ahora vuelan con las redes sociales, la banalización de la leche, esa práctica que era casi habitual usando la leche como producto reclamo, ahora ha pasado el testigo a otros como el aceite, por ejemplo… Tal vez ese sea uno de los pocos resultados de aquel acuerdo… y en esa línea se debe trabajar, aunque se sigue echando de menos un avance en la definición clara del origen del producto que se envasa…

Cómo he comentado antes me niego a poner etiquetas, a decir quién es el bueno, el malo y el feo, es básico que esas tres partes trabajen en conjunto pues el beneficio de unos, irremediablemente, se tiene que traducir en una mejora de la situación de los otros. Ganaderos, industria y distribución, están condenados a entenderse y a trabajar juntos, pero siempre desde la igualdad de posición, sin dominios, sin amenazas, sin presiones… alguien se imagina un medio rural sin ganaderos…o leche sin industria que la transforme… o queso, mantequilla, o leche…  sin distribución que la venda… Por favor, seamos todos sensatos, trabajemos juntos, ganemos todos el dinero que nuestros trabajo se merece… y así conseguiremos que el sector sea una “balsa de aceite”… bueno de leche

Blog de José Ignacio Falces

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