“El aplausito de la musa”

aplausito

La izquierda, tan hábil ella en crear falsas polémicas y desviar la atención de lo verdaderamente importante, anda más mosqueada que un cabrito en Nochebuena. La causa no es haber pactado la investidura con un golpista, ni contar con los apoyos parlamentarios de la extrema derecha vasca y catalana, ni siquiera gozar de las simpatías de Hamás, Hizbolá y la propia ETA.

No, no. La causa de su mosqueo es que los diputados de la menguante oposición, mucho menos sólida de lo que parece, no aplaudió el discurso de su nueva musa, la presidenta, o así, del Congreso, señora Armengol, cuyo premonitorio apellido no hace sino rememorar esos penaltis que eludió siendo líder (es un sinónimo) en la desdichada época en la que presidió el no menos desdichado Gobierno de Baleares.

El cabreo de los socialistas no debería sino provocar la hilaridad de quienes no lo somos (socialistas, quiero decir) pero no nos la provoca porque siempre, o casi siempre, consiguen lo que quieren, y muchas veces con la complicidad activa o pasiva de quienes deberíamos contribuir a despejar incógnitas. ¿Y qué es lo que querían? Pues muy sencillo: que no entremos en por qué ese rechazo, más bien pasivo, a la (actitud) de la nueva presidenta que, por otra parte, no logró interrumpir, el miércoles, la prolongada ovación con la que fue agasajado el Rey, ministros de Sumar incluidos, tras su intervención en defensa de la Constitución.

Llegados a este punto, preguntemos: ¿Qué ha hecho la presidenta del penalti en estos meses? Pues, básicamente, poner la Cámara al servicio, no ya del partido, sino de una ideología. Hasta la fecha de su designación, más que elección, teníamos ejemplos de presidentes sectarios o más o menos partidistas, y su predecesora Batet es un ejemplo de libro. No sé en qué idioma, pero de libro.

Armengol, de un plumazo, ha desplazado a Batet en la liga del sectarismo. En un solo Pleno, el más importante, el de investidura, cortó el micrófono a Núñez Feijóo y ordenó retirar del Diario de Sesiones parte de la intervención de Santiago Abascal. Eso sí, muchos, muchos minutos después de que éste las pronunciara. Llamada al orden. Ella estaba hasta en esto despistada.

No les aburriré con sus intervenciones en sesiones como la de la Jura de la Constitución por parte de la princesa Leonor o su defensa exacerbada (exacerbada por el lugar y por su rango) de los pactos con los antedichos.

El gol por toda la escuadra ya se lo metieron a los ciudadanos de Baleares, a las menores tuteladas obligadas a prostituirse que esta Mónica Oltra a la mallorquina no fue capaz de, o directamente no quiso, proteger. Ahora bien, para tutelado, Sánchez y su Gobierno, que tiene en la presidenta del Congreso el gol, el árbitro y la liga entera. Mientras, en Gerona, ya sueñan con que el equipo de Puigdemont gane la competición.

Blog de Ángel Cuaresma

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