Con el inicio del año, estamos conociendo normativas nuevas que hacen referencia al etiquetado de diferentes productos. Los datos que aparecen en estas etiquetas hacen referencia a cuestiones varias, entre ellas, la más importante, sería la de la composición del producto que está en nuestras manos. Sin embargo, no nos engañemos, lo primero en lo que muchos consumidores se fijan es en la procedencia.
Quizás en esto del etiquetado, tanto en lo referente a la composición como a la procedencia, el referente estrella sea la leche y sus derivados y no son pocas las firmas, tanto autóctonas como multinacionales, que destacan en sus respectivos envases el origen “cien por cien español” de la materia prima; así, en el cartón o similar figura un código sanitario con la provincia en la que se envasa y aunque, salvo excepciones, no conocemos la o las provincias en las que se recoge al ganadero, al menos sabemos el país, en este caso, España.
Frente a la atención que ponemos a la leche, hoy querría referirme a un producto, probablemente no de consumo diario, al que, puede que por este motivo, no prestamos tanta atención: la miel. También por estas fechas ha entrado en vigor la nueva normativa de etiquetado, de la que ya algunas cooperativas han dicho que es insuficiente por mantener una descripción genérica de la procedencia.
Me explico: existen en el mercado variedades que, pese a su diversidad, más o menos podemos identificar, a saber, romero, eucalipto, brezo… y todas las plantas que al lector y a los productores y envasadores se les puedan ocurrir. Estas mieles, muchas de ellas de Castilla y León , suelen ser de procedencia española y se identifican por su color, más obscuro, y puede que un sabor, siempre dentro de muchas variedades, más intenso.
Por contra, existe una variedad vendida como milflores que se etiqueta en el puerto de llegada a España por ser el lugar de envasado, generalmente Valencia, que es distribuido luego por grandes, medianos y pequeños comerciantes. Con diversas marcas, entre ellas las propias del distribuidor aunque no las únicas, las cooperativas aseguran que procede de China y un término tan amplio como el citado no aclara su composición.
Una vez más, el consumidor, dentro de sus posibilidades económicas, elige pero, si está informado, mucho mejor.
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