Ángel Jiménez, ganadero:»Me gustaría que los defensores del lobo sepan lo duro que es ver morir a un ternero en tus manos»

Agronews Castilla y León

15 de septiembre de 2016

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Sin dormir. Así lleva varios días Ángel Jiménez, ganadero de 60 años que lleva toda su vida dedicado al vacuno de carne en la localidad de San Martín del Pimpollar. Lugar que en las últimas horas ha saltado a los medios de comunicación por los últimos casos de ataques presuntamente provocados por lobos contra el ganado -siete en dos semanas- y que están causando verdaderos quebraderos de cabeza a quienes viven del sector primario en la zona.

Entre ellos, él, quien ha visto cómo el jueves pasado un ternero quedaba malherido en su explotación. El domingo por la tarde, veía a otro morir. Su granja cuenta con 60 cabezas de ganado y para Ángel, perder una sola significa mucho, sobre todo en una época como ésta en la que tiene muchas ovejas parideras. Agronews ha hablado con el productor, que ha relatado en primera persona cómo ha vivido los sucesos: “En el primer ataque la madre del ternero debía estar cerca porque no fue a más, cuando me lo encontré pude darle antibiótico. Ahora ha salido para adelante” explica.

«Sentí un berrido a 300 metros. Las vacas salieron corriendo a defenderle»

Sin embargo eso ya le hizo encender las luces de emergencia y estar vigilante mañana y tarde para evitar que su rebaño fuese amenazado. Tres días después, le volvía a suceder: “Las lobadas suelen darse por la tarde, a eso de las 8 y cuando fui a echar a las vacas de comer sentí a lo lejos un berrido de un ternero en un pinar a 300 metros desde donde me encontraba. Las vacas salieron corriendo a defenderlo. Cuando me acerqué, me lo encontré vivo pero sin rabo, sin espinazo ni los cuartos traseros” apunta.

Ocho ataques, siete denunciados, en dos semanas

Los agentes medioambientales llegaron el lunes hasta la explotación de Ángel para certificar que el ataque ha sido producido por cánidos, uno de los siete ya denunciados en los últimos quince días. El temor se extiende a todas las cabañas ganaderas de la zona, de unas 100 hectáreas de perímetro. Y el miedo se palpa, aseguran sentirse en una especie de “sorteo” esperando a ver quién será el próximo al que le pueda suceder: “Yo he preguntado a los agentes medioambientales si sabían dónde se encontraba el lobo, pero no he obtenido respuesta. Puede que al ser hijos de aquellos que tenían microchip o transmisor ya no lo tengan y no puedan ser identificados”.

«Me dan 200 euros por un ternero que vale 700. Es una limosna»

No le basta ni con las indemnizaciones que se dan por ataques ni con las batidas, solo pide tranquilidad: “La gente ganadera no quiere lobos cerca, queremos estar en paz y seguir nuestro día a día, las ayudas que se dan son verdaderas limosnas nos dan 200 euros por un ternero que vale 700; además las batidas pueden acabar con uno o dos lobos, si se da el permiso de la Junta, pero eso no va a acabar con todos los que hay en esta zona”.

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La solución, una zona cercada en la que se alimente a los lobos

La situación se torna incomprensible para él. Aduce que no quiere ser quien dé de comer a los lobos y cuando se le pregunta cómo se siente su respuesta es directa: “Desprotegido e impotente. Los que defienden el lobo solo velan para que no se le mate, deberían ver cómo se murió ese ternero en mis manos, también es un ser vivo” asegura. ¿La solución? Para Ángel pasa por la creación de una zona cercada de varias hectáreas donde los lobos estén más vigilados, tengan fuente de alimentación y no necesiten bajar a los pastos´.

En definitiva para Ángel la solución es prevenir y no curar. De momento una parte de lo que obtendría al mes ya no lo va a ganar. Y mientras sigue vigilando, sin dormir, a su cabaña, aunque t hasta que se dé luz verde para la batida -si esto sucede- teme que él o cualquier otro compañero va a sufrir otro ataque próximamente: “Lo tengo muy claro, va a volver a pasar y esto va a derivar en una guerra con la Administración”. Mientras tanto, al acecho.



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