LA UNIÓ Demanda Ayuda Extraordinaria para Compensar a los Productores de Limón Alicantinos Ante una Temporada Desastrosa
En un giro decisivo ante una campaña agrícola particularmente adversa, LA UNIÓ Llauradora ha reclamado una solución urgente para los productores de limón de la Comunitat Valenciana, específicamente en la provincia de Alicante. La organización ha propuesto una intervención financiera extraordinaria, cifrada en 9,5 millones de euros, con el objetivo de compensar las significativas pérdidas sufridas por los agricultores en una temporada que se puede calificar, sin exageración, como nefasta.
Esta iniciativa no solo se destaca por su envergadura financiera sino también por su estructura de financiación compartida, exigiendo una contribución equitativa de 4,75 millones de euros tanto por parte de la Conselleria como del Ministerio de Agricultura. Un movimiento estratégico y solidario que busca aliviar la presión sobre los hombros de los agricultores, cuya labor es fundamental para la economía regional y el suministro alimentario.
Ayudas directas para el limón ante una campaña desastrosa
El contexto de esta petición es desolador. LA UNIÓ, con Carles Peris a la cabeza, ha articulado esta solicitud tras una serie de visitas y diálogos con los productores de limón de la provincia, particularmente en las áreas de Orihuela y Vega Baja. Las conversaciones y el contacto directo con la realidad del terreno han pintado un cuadro sombrío de la situación actual, propulsando a LA UNIÓ a tomar acción inmediata.
La estrategia propuesta es clara: retirar 50.000 toneladas de limones de la variedad Fino del mercado. Este volumen, que se encuentra en plena campaña de recolección, busca descongestionar el mercado, actualmente saturado y estancado, caracterizado por precios irrisoriamente bajos que han socavado severamente los ingresos de los agricultores. Desde el inicio de la campaña, se ha reportado una caída drástica del 39% en los precios, un dato que subraya la urgencia de la intervención.
La UNIÓ no solo se enfoca en la retirada del producto sino también en asegurar una compensación justa para los productores, abogando por un pago de 0,18 euros por kilogramo de limón, una cifra que refleja el coste oficial de producción, aunque este no se haya actualizado desde 2018. Además, en un gesto de responsabilidad social y solidaridad, se ha solicitado que los limones retirados sean destinados a entidades benéficas y bancos de alimentos, dando así un propósito adicional a esta medida.
Las pérdidas cuantificadas por LA UNIÓ ascienden a más de 26 millones de euros, un testimonio elocuente de la gravedad de la situación. Esta cifra engloba no solo la fruta que no podrá ser recolectada sino también aquella que, estando en cámara, ha perdido su camino hacia la industria. El sector industrial, al parecer, ha optado por utilizar el destrío almacenado, dejando a los productores con un excedente sin salida comercial. Además, la organización ha detectado un incremento en los contratiempos relacionados con los contratos de compraventa, afectando aún más los ingresos de los productores, una situación que LA UNIÓ se compromete a denunciar ante la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA).
La situación es compleja y multifacética, con un aumento de la cosecha a nivel general, una disminución en el consumo y la presión adicional de las importaciones de limón de terceros países. Estos factores han convergido en una especie de tormenta perfecta, llevando al mercado a un estado de parálisis. Las importaciones, según datos recientes, han experimentado un aumento significativo, con la UE27 importando un total de 107.556 toneladas de limones en los primeros cuatro meses de la campaña 2023/24, un incremento del 15,8% en comparación con la temporada anterior.
En este contexto, LA UNIÓ se erige como un faro de esperanza y acción, buscando revertir el destino de los productores de limón de la Comunitat Valenciana, específicamente aquellos de las variedades Fino y Verna. Con la próxima campaña de la variedad Verna en el horizonte, la incertidumbre reina, pero una cosa está clara: LA UNIÓ no se quedará de brazos cruzados mientras la agricultura de la región enfrenta uno de sus momentos más críticos.
