La siniestralidad del seguro agrario en 2023 ha alcanzado una cifra histórica de 1.241 millones de euros, superando en un 56% el récord del año anterior. Este alarmante aumento refleja la continua y negativa evolución climática de la última década, consolidando el período de 2017 a 2023 como el de mayor siniestralidad en los 43 años de historia del seguro agrario. La cruda realidad climática ha dejado su huella con fenómenos como la sequía y frentes tormentosos constantes.
La sequía, particularmente intensa en el primer semestre del año, ha tenido un impacto devastador en los cultivos herbáceos de secano, viñedos y olivares. Agroseguro ha desembolsado un total de 496 millones de euros en indemnizaciones por esta causa. Este evento climático ha marcado un nuevo récord, superando las heladas en frutales de 2022 y duplicando las pérdidas económicas.
Las indemnizaciones derivadas de fuertes borrascas cargadas de pedrisco, viento y lluvia ascienden a 375 millones de euros. Estos eventos climáticos afectaron a productores asegurados en casi una treintena de sectores productivos, evidenciando la diversidad de impactos en la agricultura y la ganadería.
Las heladas registradas en enero y febrero en producciones de cítricos, frutales y hortalizas, así como las ocurridas durante la primavera en el viñedo y nuevamente en frutales, han generado pérdidas por un total de 61 millones de euros.
Siniestralidad a lo largo del tiempo
El periodo de 2017 a 2023 se caracteriza por una siniestralidad elevada y constante, con cifras que se han mantenido en niveles históricamente altos. La situación climática ha generado una presión sin precedentes sobre el sector agrícola, evidenciando la necesidad crítica de medidas de protección como el seguro agrario.
Con 3,5 millones de hectáreas siniestradas, la superficie afectada se aproxima al 60% de la superficie total asegurada en 2023 para producciones agrícolas. Este dato subraya la magnitud de los desafíos que enfrenta el sector agrícola ante eventos climáticos extremos.
Estas cifras subrayan los graves efectos de la evolución climática en el campo y confirman la utilidad crítica del seguro agrario como la mejor herramienta para proteger la viabilidad de las explotaciones agropecuarias. La capacidad de gestión de Agroseguro y la confianza renovada de los agricultores y ganaderos se reflejan en el aumento de la contratación de pólizas para la campaña 2024.
Las indemnizaciones se distribuyen entre diversas producciones, destacando los 476 millones en cultivos herbáceos, seguidos por uva de vino (105 millones), frutales (105 millones), cítricos (92 millones) y hortalizas en conjunto (78 millones). Otras líneas importantes incluyen olivar (36 millones), ajo (30 millones), caqui (30 millones), frutos secos (17 millones) y cereza (15 millones). En el ámbito de los seguros pecuarios, las indemnizaciones se sitúan en 163,4 millones de euros.
La crisis climática evidenciada por la siniestralidad récord destaca la urgencia de abordar la resiliencia del sector agrícola ante eventos extremos. La colaboración entre actores del sector, gobiernos y entidades aseguradoras es esencial para desarrollar estrategias adaptativas y fomentar prácticas agrícolas sostenibles en el cambiante panorama climático.
El impacto socioeconómico de esta siniestralidad récord no se limita al sector agrícola, sino que se extiende a las comunidades rurales, afectando a la estabilidad económica y social. La pérdida de cultivos y la disminución de la productividad agrícola pueden tener efectos cascada en la cadena alimentaria y en la seguridad alimentaria a nivel nacional. Ante esta situación crítica, se hace evidente la necesidad de medidas urgentes que respalden a los agricultores y promuevan la resiliencia del sector.
La crisis climática representa un reto sin precedentes para la agricultura, y la adaptación se vuelve imperativa. La implementación de prácticas agrícolas sostenibles y la diversificación de cultivos pueden ser estrategias clave para hacer frente a la variabilidad climática y reducir la vulnerabilidad del sector. Asimismo, es esencial invertir en investigación y desarrollo de variedades resistentes a condiciones climáticas extremas, fortaleciendo la capacidad de los agricultores para hacer frente a eventos impredecibles.
La siniestralidad récord subraya la importancia de una política pública eficaz para abordar los desafíos del cambio climático en la agricultura. La creación de políticas que fomenten la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, la promoción de seguros agrarios asequibles y la inversión en infraestructuras resilientes son pasos cruciales. Además, la colaboración entre los gobiernos, las instituciones financieras y las aseguradoras es esencial para desarrollar soluciones integrales que protejan a los agricultores y a las comunidades rurales frente a la creciente incertidumbre climática.
Conclusión: La siniestralidad récord del seguro agrario en 2023 destaca la urgente necesidad de abordar los impactos del cambio climático en el sector agrícola. A medida que el clima sigue siendo cada vez más impredecible, la adaptación y la resiliencia se convierten en elementos cruciales para garantizar la seguridad alimentaria y la estabilidad económica en las comunidades rurales. La colaboración entre los sectores público y privado, junto con la participación activa de los agricultores, es fundamental para desarrollar soluciones efectivas y sostenibles que fortalezcan la agricultura ante los desafíos climáticos crecientes.
