«La responsabilidad del ganadero por los daños causados por el ganado» esta es la pregunta a la que hoy responde la abogada especialista en temas agrarios, Celia Miravalles.
«¿Qué responsabilidad tiene el ganadero si se le escapa el ganado y causa daños?»
El artículo 1905 del Código Civil nos habla de la responsabilidad extracontractual del poseedor de animales, es decir, de los daños que pueden causar nuestros animales si se nos escapan y dañan la cosecha del vecino, un vallado, a una persona, etc…
¿Quién es el responsable?
El poseedor de un animal, el profesional propietario de los animales es responsable de los perjuicios que cause, aunque se le escape o se pierda.
Puede ser dueño o simple poseedor del animal
Se trata de una responsabilidad plenamente objetiva por la simple tenencia de un animal,
¿se exige que el ganadero tenga culpa o negligencia?
No, no se exige culpa o negligencia del poseedor de los animales que han causado el incidente denunciado.
Únicamente se entiende que no hay responsabilidad en el caso de que el daño provenga de fuerza mayor o de culpa del que lo hubiese sufrido, de la víctima.
La fuerza mayor son las circunstancias imprevisibles e incontrolables, como un terremoto, la erupción de un volcán.
Culpa de la víctima.
Es cuando el daño se produce por cuenta y riesgo del perjudicado.
Basta que un animal cause perjuicio para que la responsabilidad sea del dueño o poseedor, del ganadero.
Se trata de una responsabilidad plenamente objetiva por la simple tenencia de un animal, que solo queda excluida por fuerza mayor o por culpa del que sufrió el daño. Y que no precisa que exista negligencia o culpa del poseedor del animal, basta con que se causen daños.
El sector ganadero en España representa una parte esencial de la economía, la cultura y el paisaje del país, desempeñando un papel crucial no solo en la seguridad alimentaria sino también en el mantenimiento de la biodiversidad y el desarrollo rural. Este sector abarca una amplia gama de actividades, desde la producción de carne, leche y huevos hasta la cría de ganado para la exportación y la conservación de razas autóctonas.
España se distingue por una rica tradición ganadera, con prácticas que se han transmitido de generación en generación. Esta tradición ha fomentado la diversidad en la producción, incluyendo una amplia variedad de carnes (como el cerdo ibérico, la ternera y el cordero), productos lácteos y otros derivados animales. La calidad y singularidad de estos productos no solo satisfacen la demanda interna sino que también han encontrado un mercado en el extranjero, contribuyendo significativamente a la balanza comercial del país.
El sector ganadero también juega un papel fundamental en la estructura socioeconómica de las áreas rurales de España. Es una fuente vital de empleo y, en muchas regiones, constituye la columna vertebral de la economía local, sosteniendo a comunidades agrícolas y pequeñas poblaciones. Además, la ganadería extensiva, practicada en gran parte del territorio, es clave para la conservación de ciertos ecosistemas y paisajes. Por ejemplo, la trashumancia, una práctica ancestral de pastoreo nómada, ha sido reconocida por su contribución a la conservación de la biodiversidad y al mantenimiento de pastizales saludables.
Sin embargo, el sector enfrenta desafíos importantes, incluyendo la necesidad de adaptarse a las crecientes demandas de sostenibilidad y bienestar animal. La Unión Europea, de la que España es miembro, está implementando regulaciones más estrictas en estos ámbitos, lo que impulsa al sector a innovar y adoptar prácticas más respetuosas con el medio ambiente y los animales. Esto incluye el desarrollo de sistemas de producción más eficientes y sostenibles que puedan reducir el impacto ambiental y mejorar las condiciones de vida del ganado.
El futuro del sector ganadero en España dependerá de su capacidad para equilibrar las tradiciones heredadas con las necesidades modernas de sostenibilidad y eficiencia. La innovación, junto con el compromiso con la calidad y la sostenibilidad, será clave para mantener la competitividad del sector en el mercado global, asegurando al mismo tiempo la conservación del patrimonio cultural y natural del país. A medida que España continúa adaptándose a estos desafíos, el sector ganadero seguirá siendo un componente vital de su economía, cultura y paisaje.
