La Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía advierte del incremento de enfermedades en los cereales de invierno.
En las últimas semanas, el sector agrícola ha sido testigo de un preocupante incremento en la incidencia de enfermedades fúngicas que afectan a este tipo de cultivos, tales como el trigo, la cebada y la avena. Este fenómeno, que ha capturado la atención de agricultores y expertos por igual, se produce en un momento crítico del desarrollo de estos cultivos, exacerbando los desafíos que enfrenta la industria.
El Estado Fenológico de los Cereales
Actualmente, la mayoría de los cereales se encuentran en la fase de «encañado» (estado fenológico «BBCH: 31-39»), con las siembras más tempranas ya en «inicio de espigado» (estado fenológico «BBCH: 51») y las más tardías en «ahijado» (estado fenológico «BBCH: 22-28»). Este rango diverso en el desarrollo de los cultivos sugiere una ventana de vulnerabilidad extendida a las enfermedades fúngicas.
Factores Climáticos como Catalizadores
Las condiciones climáticas registradas entre el 8 y el 12 de febrero de 2024, con precipitaciones de entre 50 y 100 litros/m2, han creado un ambiente propicio para la proliferación de patógenos fúngicos. La alta humedad en el suelo, agravada por la densa vegetación que prospera bajo estas condiciones, ha sido un factor determinante en este aumento de enfermedades. Además, las suaves temperaturas registradas, entre 18 y 22 ºC, junto con rociadas nocturnas y días de niebla, han mantenido la humedad a nivel del suelo durante extensas horas, facilitando aún más la aparición y desarrollo de diversas enfermedades.
Principales Enfermedades Detectadas
Entre las enfermedades fúngicas que han visto incrementada su incidencia se encuentran:
- Septoria: Afectando a todas las especies de cereales, aunque con una incidencia leve.
- Roya: Presente en trigo y avena, destacándose por su capacidad de diseminación rápida.
- Oídio: Con una presencia leve, pero persistente en el tiempo.
- Helmintosporium: Detectado exclusivamente en cultivos de cebada.
Particularmente, se ha notado que en parcelas con alta densidad de siembra, donde la humedad del suelo se mantiene por períodos prolongados, la infestación por estos hongos alcanza niveles críticos, poniendo en riesgo la salud y productividad de los cultivos.
Implicaciones para la Agricultura
Este aumento de enfermedades no solo supone un riesgo inmediato para la cosecha actual, sino que también plantea desafíos a largo plazo para la gestión agrícola. La necesidad de estrategias integradas de manejo de esta problemática, que incluyan desde la selección de semillas resistentes hasta prácticas de cultivo adaptadas, se hace más evidente que nunca.
Estrategias de Mitigación
La adopción de prácticas agronómicas, como la rotación de cultivos, el ajuste en las fechas de siembra, y la optimización de la densidad de siembra, emerge como medidas clave para mitigar el impacto de estas coyunturas. Además, el uso responsable de fungicidas, basado en el monitoreo constante de las condiciones climáticas y el estado fenológico de los cultivos, se presenta como una herramienta indispensable en el arsenal contra los patógenos fúngicos.
El aumento de enfermedades en estos cultivos plantea serios retos para la agricultura, demandando una respuesta coordinada y basada en la ciencia por parte de agricultores, asesores agrícolas, e investigadores. La vigilancia continua, junto con la implementación de prácticas de manejo integrado, será crucial para asegurar la sostenibilidad y productividad de estos cultivos esenciales.
En términos generales, se está observando incidencia leve de septoria en todas las especies de cereales, presencia leve de oídio, roya en trigo y avena, y helmintosporium solo en cebada. En alguna que otra parcela puntual, con alta densidad de “hijos”, o muchas plantas por metro cuadrado, la vegetación es tan densa que la humedad del suelo permanece aún en él, originando una alta infestación de los hongos presentes en dicha parcela.
