A disgusto de casi todos.

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Eso de que nunca llueve a gusto de todo es más viejo que el propio refrán. Y por desgracia estos días lo estamos volviendo a comprobar en nuestra tierra.

Pasamos de sequías a años en los que brotan manantiales que parecían secos para siempre. En muchas parcelas, más que charcos, lo que se ve desde los caminos son verdaderas lagunas. Y por mucho que sople bien el viento como estos últimos días, tardarán en orearse.

Queda bastante maíz por cosechar en varias zonas. Legumbre por sembrar. Cereales que empiezan a amarillear, clamando un mineral que no puede esperar mucho más. Y siembras venideras en primavera que si sigue el tiempo húmero, puede que se tengan que retrasar, con lo que ello conlleva.

Por no decir las tierras inundadas por algunos cauces. Si se construyen embalses, plataforma en contra. Y si no se hacen, que se desbordan los ríos. Por lo menos, es de esperar que con toda esta agua no haya luego en verano problemas para el riego. Esperemos.

Aunque en esto del campo casi todo tiene remedio si cambia el tiempo, cada vez queda menos margen y en muchas parcelas urge poder entrar. De momento, parece que para empezar la semana clarea algo y nos da una tregua. De momento. 

Blog de Luis Ángel Reglero

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