«Diálogo» ha sido probablemente una de las palabras más utilizadas por Juan Vicente Herrera en el debate de investidura como presidente de la Junta de Castilla y León, destacando, además, como el panorama política ha cambia «siendo más importante que nunca escuchar que hablar».
En un prolijo debate de cerca de dos horas de duración el que mañana será elegido como presidente de esta comunidad autónoma ha desgranado el programa electoral que presenta para los próximos cuatro años en los que el medio rural ha estado muy presente, tanto desde el punto de vista de la lucha contra la despoblación, que será, que volverá a ser, uno de los ejes fundamentales de esta política como el esfuerzo que se va a realizar para mantener los servicios sociales presentes en él en temas como la sanidad, la educación, el cuidado de los mayores…
Por lo que se refiere más en concreto a la agricultura y ganadería, sin olvidar a la industria agroalimentaria, Herrera ha mostrado una línea continuista y continuadora de las iniciativas puestas en marcha en los últimos ocho años por la ahora presidenta de la Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente: una política agraria vertebrada sobre los respaldos que llegan de Bruselas ya sea a través de la PAC o del programa de desarrollo rural; consolidación de la estrategia Agrohorizonte 2020, apenas iniciada al final de la anterior legislatura, impulso de la industria agroalimentaria a través de «Futura Alimenta»; aprobación de los distintos reglamentos que articularán la Ley Agraria…
Más en concreto el Juan Vicente Herrera ha destacado que la política agraria castellanoleonesa tiene como objetivo la incorporación de 5.000 jóvenes en el horizonte de 2020, la modernización de 7.500 explotaciones así como la actuación sobre 60.000 hectáreas de regadío y la ejecución de obras de concentración parcelaria en otras 160.000. El que mañana será, de nuevo, presidente de Castilla y León ha mostrado e incidido en el respaldo al trabajo de las mujeres rurales así como en la búsqueda de un equilibrio en la cadena de valor con la creación del Defensor de la Cadena Alimentaria y un observatorio de precios de las principales producciones castellanoleonesas.
