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Miles de agricultores y sus tractores, convocados por la Unión de Uniones, han llevado sus quejas al Ministro Planas.
Aunque no se lo han puesto fácil desde el Gobierno que dirige Pedro Sánchez y la propia Delegación del Gobierno de Madrid con artimañas como encerrarlos a pasar la noche en recintos cerrados para luego dejar salir sólo a un número concreto de vehículos, lo cierto es que miles de voces, 13.000 según la organización convocantes y 4.000 según la Policía, junto con más de 500 tractores, han trasladado al Ejecutivo Nacional su malestar por unos precios injustos, la excesiva burocracia que soportar, una PAC pensada desde el medioambientalismo o la llegada masiva de productos de fuera de la UE.
Este protesta, en la que los tractores han vuelto a ser los grandes protagonistas, más que una simple manifestación, simboliza, como las otras que se están realizando en las últimas semanas, la lucha y el hartazgo de un sector esencial que se considera en crisis y demanda atención y soluciones inmediatas.
La odisea de los tractores: un símbolo de lucha
De los 1.500 tractores movilizados, provenientes de buena parte de la geografía española, solo 500 lograron adentrarse en la capital, y apenas 70 alcanzaron las inmediaciones del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, un hecho que subraya las restricciones y los desafíos logísticos enfrentados por los agricultores y ganaderos. Esta limitación no hizo más que avivar el espíritu de los manifestantes, quienes, liderados por Luis Cortés, coordinador de Unión de Uniones, mostraron su resiliencia y determinación a pesar de los obstáculos.
Un recorrido con los tractores marcado por la tensión y la solidaridad
La protesta, con los tractores como protagonistas, transcurrió mayormente según lo previsto, aunque se vivieron momentos de tensión cuando un grupo intentó superar el cordón policial, buscando una mayor proximidad al ministerio. Este incidente, que culminó con enfrentamientos leves y la herida de Luis Cortés, no minó el ánimo de los manifestantes, que, al son de «La guerra de las Galaxias» y el himno de España, evidenciaron una mezcla de fiesta y fervor reivindicativo.
Un clamor unánime: «Somos agricultores, no jardineros»
Las palabras de Cortés resonaron como un llamamiento a los cambios frente a las políticas que, según los manifestantes, están asfixiando al sector. La demanda de elecciones de representatividad agraria, las críticas a las políticas ambientales y la competencia desleal fueron algunos de los temas centrales. Más allá de las demandas concretas, lo que se pide es un «baño de realidad» para los responsables políticos, una invitación a comprender la gravedad de la situación que enfrenta el campo español.
La tractorada en el centro de Madrid: un escenario de alto voltaje
El evento no solo ha sido una manifestación de descontento sino también una demostración de la importancia del sector agrícola y ganadero para el país. Con pancartas que declaraban al campo en «fase terminal», los agricultores y ganaderos han querido hacer visible una crisis profunda, exacerbada por los bajos precios de los productos, los altos costos de producción y una Política Agraria Común (PAC) que muchos consideran que se ha elaborado desde «un sillón en Bruselas sin haber pisado nunca el campo y sin ni siquiera preguntar a los agricultores y ganaderos».
Solidaridad y apoyo más allá del campo
La protesta ha trascendido el ámbito puramente agrícola, atrayendo la solidaridad de ciudadanos y profesionales de otros sectores, conscientes de la interdependencia que existe entre el campo y el bienestar general de la sociedad.
La tractorada del 21 de febrero en Madrid, convocada por la Unión de Uniones, ha sido mucho más que una protesta; ha sido un grito de auxilio de un sector que se siente abandonado y una llamada a la reflexión sobre el futuro de la agricultura y la ganadería en España. Los retos son muchos y complejos, desde la necesidad de una PAC más flexible y adaptada a las realidades del terreno, hasta el establecimiento de aranceles que protejan frente a la competencia desleal de terceros países.
La voz del campo, potente y unida, exige cambios que no solo beneficiarán a agricultores y ganaderos sino a toda la sociedad, garantizando la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. El mensaje es claro: es hora de escuchar y actuar por el bien del campo y, por ende, del país.
Las medidas de Planas, sólo «cosméticas»
Los responsables de la Unión de Uniones han calificado de puramente cosméticas las medidas planteadas por el Ministro Planas al resto de Organizaciones Agrarias.
La propuesta de crear una Agencia Estatal de Información y Control Alimentario, actualizar los planes de inspección y hacer públicas las sanciones, son vistas como insuficientes y calificadas de «puro maquillaje» ante la falta de herramientas reales para asegurar que los agricultores puedan repercutir sus costos en el precio de venta. La insistencia en una dotación adecuada para la AICA, rechazada reiteradamente por el Grupo Socialista, y la falta de sanciones por el incumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria en relación a los costes productivos, resaltan la ineficacia percibida de las reformas legislativas.
Por otro lado, las medidas propuestas para la simplificación de la PAC y las cuestiones comerciales e importaciones, así como los seguros agrarios y el gasóleo profesional, son vistas como insuficientes o poco concretas, evidenciando un desfase entre las necesidades del sector y las acciones gubernamentales. La falta de compromiso real hacia una reforma sustancial de la PAC, la defensa del principio de reciprocidad y una adecuada financiación y estructura para los seguros agrarios, así como medidas fiscales justas para el gasóleo profesional, son puntos críticos para Unión de Uniones.
Además, destacan que, el ministro cordobés, se olvida de la complicada situación de los ganaderos. «Ni da soluciones a la problemática del lobo, ni articula ayudas para aliviar la situación de las granjas ante la extensión de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica o por la crisis que se vive con el saneamiento».
