Mónica Gutiérrez, ganadera afectada por lobadas: «La Junta no puede pretender recuperar una especie como el lobo y dejarla muerta de hambre. Su instinto es matar»

Agronews Castilla y León

20 de abril de 2018

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Llevan una semana sin conciliar el sueño. Dos fincas situadas en las localidades de Tornadizos de Ávila y El Espinar (comarca de Campo Azálvaro) llevan meses con ataques que, según les ha certificado el Seprona, se corresponden con ataques de lobo. Cuatro en la última semana que les ha causado más de una decena de terneros muertos de una explotación con poco más de un centenar -300 en total en las dos fincas de la explotación-.

Mónica Gutiérrez, ganadera, ha hablado con Agronews para contar la situación que, dice, se les hace cada vez más insostenible: “En la zona de Ávila tenemos lobos en toda la provincia prácticamente, el problema es que se les produce mucho estrés a nuestras vacas y ya hemos tenido casos de aborto por el miedo que les generan los ataques” explica.

Asegura que los productores están “atados de pies y manos” y toda la responsabilidad recae en la administración autonómica, en la Junta de Castilla y León: “Tienen orden de Bruselas de recuperar el lobo pero está pagando las consecuencias el ganadero, solo podemos resignarnos, es lo único que nos queda. No podemos denunciar porque ¿a quién lo hacemos?” se pregunta.

«La indemnización paga una parte de lo que vale el ternero, pero en dos o tres meses vale el doble, es insuficiente»

Su principal fuente de ingreso es la venta de terneros y, según Gutiérrez, las indemnizaciones puestas en marcha por el ejecutivo autonómico no son suficientes porque no les cubren las ganancias que pueden tener por su producción: “A eso se suman las enfermedades que puedan tener las vacas, más las pérdidas por los partos que podamos tener, es otro añadido. Te pagan una parte del ternero pero, en dos o tres meses el ternero vale el doble, así que la ayuda es mínima. Aunque tenga una vaca sin producir le tengo que seguir echando comida” explica.

Los ataques van por rachas, tal y como cuenta Mónica, todos los vecinos de la zona donde vive han padecido en mayor o menor medida una lobada. En la comarca a la que pertenece, Campo Azálvaro, en el último año tiene constancia de al menos medio centenar de ataques y en la Sierra de Gredos el panorama es similar: “Si queremos subsistir tenemos que aguantar, como nuestros políticos no nos ayuden un poco, no podemos hacer nada”.

Es más, responde a quienes dicen que los ganaderos tienen que poner más medidas ante la presencia de cánidos: “Tenemos las fincas delimitadas con alambrera y paredes de piedra, los animales no pueden ser encerrados todos los días en naves por su manejo, tenemos compañeros con cañones derruidos, y llega un momento que se acostumbran” Dice que el “instinto” del lobo es matar y si se le deja “muerto” de hambre, tiene que comer. Mientras tanto, seguirán esperando. Resignados.



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