Marino Tejedor, ganadero: «Estamos para criar ovejas, no para disparar lobos; Llevar escopeta es un conflicto»

Agronews Castilla y León

25 de noviembre de 2018

lobos

Día sí, día no. Así amanecen los ganaderos de la localidaad zamorana de Peñausende después de que las manadas de lobos se hayan asentado en la zona –a 150 metros del pueblo– y hayan atacado hasta en cinco días seguidos las explotaciones de ovino de la zona.

El último caso se ha producido hace escasas horas. Un joven que tenía 15 ovejas a las que cuidaba por afición ha sufrido cinco ataques consecutivos que le han dejado con tan solo un carnero: “Llevábamos casi cuatro años tranquilos pero ahora se han cebado con esta zona y no paran, en cuanto te vas para dar aviso del ataque los buitres ya te han prepardo un estropicio y te quedas sin animales” reconoce Marino Tejedor, productor de la zona en declaraciones a Agronews.

Los agentes del Seprona, que antes patrullaban y podían hacer un mayor control sobre los cánidos ahora solo certifican que se trata de ataque de lobo y realizan la pertinente gestión burocrática, un aspecto que Marino considera insuficiente. Sobre las medidas a tomar, el ganadero también es claro: “Nosotros estamos aquí para criar y cuidar ovejas no para matar lobos, llevar una escopeta es un conflicto” asegura.

Es más, reconoce que aunque él tenga licencia de caza, son muchos los ganaderos que no la tienen y no podrían hacer nada de llevarse adelante medidas como la que se propone sobre el “disparo defensivo” para evitar lobadas: “Qué hago ¿Aviso al compañero y hago que el lobo espere para que le venga a matar? Es absurdo” ironiza.

«La gente no se atreve a salir a la calle por miedo a que los lobos les ataquen»

Cree que se deben tomar medidas “inmediatas” para el control poblacional pero que no dependan exclusivamente de los ganaderos. Además considera que las ayudas que se les da en concepto de indemnización por cada ataque son “insuficientes” porque no se calcula el estrés y posibles abortos que provoca a las cabezas de ganado que están a punto de parir. Marino reocnoce que les cuesta descansar por las noches pero “tienen que dejar la zona porque no pueden estar controlando el rebaño como hace decenas de años”.

Ahora intentan acotar al máximo la zona donde dejan pastar a las ovejas – de no más de 50 o 100 metros cuadrados- junto a perros mastines que eviten la presencia de los lobos. Pero nada es suficiente. De hecho, el ganadero reconoce que los habitantes de la localidad tienen miedo de salir a la calle a pasear porque los últimos ataques se han producido a escasos metros del núcleo urbano: “Les hemos visto de día, la gente ya no se atreve a salir a caminar” lamenta. Ahora, solo esperan no tener que esperar otro día más para saber si su explotación ha vuelto a ser atacada.



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