La Universidad de León lleva un año investigando la alta incidencia de cáncer gástrico en el Páramo y su posible relación con el agua

Agronews Castilla y León

9 de febrero de 2017

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En la provincia de León hay tres zonas con una alta incidencia del cáncer gastrico, según un estudio realizado en 2012, son las del Páramo, Órbigo y la Sobarriba. Un médico natural de la primera de ellas se puso en contacto con el catedrático de Fisiología de la ULE, Julio Prieto, para plantearle un estudio sobre la posible relación del consumo de agua con esos casos de cáncer. El año pasado la investigación obtuvo financiación por parte de la Mancomunidad de municipios del Páramo y de la Comunidad de regantes y desde entonces un equipo liderado por Julio Prieto analiza, en ratones, la incidencia del consumo de agua con diferentes niveles de nitratos en sus órganos vitales a lo largo de 30 meses. Prieto lidera un equipo del que forman parte siete investigadores y becarios del Grupo de Investigación BIOLFAR, además de médicos de los servicios de Gastroenterología y de Anatomía Patológica del Hospital de León y que se lleva a cabo en el INBIOMED, el Instituto de Biomedicina de la ULE.

Los estudios se iniciaron en abril de 2016 con el objetivo, explica Prieto, “de ver si el consumo continuado de agua con una determinada concentración de nitratos [[{«fid»:»31855″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:429,»width»:348,»style»:»width: 300px; height: 370px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: right;»,»alt»:»el catedrático de Fisiología de la ULE, Julio Prieto»,»title»:»el catedrático de Fisiología de la ULE, Julio Prieto»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]puede llegar a desencadenar cáncer gástrico”, se trabaja con animales de experimentación y “luego si los resultados son óptimos habría que extrapolarlo a humano”, pero, hace hicnapié en que “siempre hay un salto que dar hasta el experimento clínico”.

Durante 30 meses -que es una vida completa para los ratones-, estos animales ingieren agua con distintos contenidos de nitratos. Hasta el momento, se ha tomado muestra de plasma a los tres meses y se ha sacrificado parte de los animales a los seis meses, de ellos han obtenido muestras de intestino, estómago, riñones y bazo, para en un posterior análisis “porque puede que la influencia sea en otros cánceres y no solo el gástrico que es el que nos ha llevado al estudio”, expone el investigador.

En estas muestras a los seis meses no se esperaban “grandes lesiones” puesto que no es mucho el tiempo de ingesta, de hecho, no han apreciado “ninguna lesión macroscópica”, pero sí han visto que las características del hígado y los riñones en los habían tomado nitrato eran diferentes a los que no habían ingerido ese mineral. Una vez que se tomen las muestras después de un año de ingesta, el equipo de Anatomía Patológica estudiará “si está o no apareciendo una patología”, pero lo harán con las dos muestras -la de 6 meses y un año- para “no tener un solo dato aíslado”. En cualquier caso, incide Prieto, “no se podrá decir que los resultados sean extrapolables a humanos, pero sí pueden dar alguna alerta”. Los siguientes sacrificios se harán a los 18, 24 y 30 meses.

Análisis de agua de pozos

El agua debe tener unos límites de nitrato de 50mg por litro como máximo, el estudio también conlleva analizar las captaciones del agua de la traída y “solo uno en un momento determinado uno dio por encima y se lo hicimos saber a la Mancomunidad”. Y ¿cuál es la relación de los nitratos con el cáncer? los nitratos que van en el agua cuando están nuestro organismo se transforman en nitritos y se unen a proteínas y aparecen nitrosaminas que tienen efecto cancerígeno. Con esta investigación, “lo que se plantea es un estudio acumulativo, 30 meses es casi toda la vida de un ratón. El beber un vaso de agua no es problema, sí puede ser el hacerlo durante toda la vida”.

La investigación conlleva también el estudio del agua de la traída y de los pozos de huerta que, al ser más superficiales, pueden contener más niveles de nitratos, esas muestras no se han tomado aún, aunque sí se ha estudiado las hojas de lechuga y los niveles de nitrato estaban “dentro de la normalidad”.

El investigador responsable del proyecto concluye que en el desarrollo del proyecto se tendrá presente el cumplimiento estricto de las normas éticas de la Investigación en todos sus aspectos “y en todo caso los resultados deben de ser tratados con la máxima confidencialidad y anonimato con el fin de evitar cualquier tipo de alarma social”. Incide en mandar un “mensaje de tranquilidad absoluta a los habitantes del Páramo”



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