La Fiesta del Esquileo de Los Cucos vuelve a la burgalesa Plaza Huerto del Rey

Agronews Castilla y León

21 de junio de 2015

Pan, queso y vino. Y ovejas, claro. La Plaza Huerto del Rey ha acogido esta mediodía la ya tradicional Fiesta del Esquileo organizada todos los años por la Sociedad Gastronómica Los Cucos, que de vez en cuando hacen suya la céntrica plaza para recuperar tradiciones castellanas tan arraigadas como a menudo desconocidas. Como desconocido es en muchos aspectos el arte del esquileo, que pasa por ser uno de los oficios más importantes de los que campaban en estos lares siglos atrás, cuando Castilla era la fuente de la lana de media Europa.

El oficio de esquilador no atraviesa hoy en día sus mejores momentos

De los páramos burgaleses salían hacia las costas de Flandes toneladas de lana, ya fuera de churras o de merinas, especie esta que poco a poco ha ido perdiendo su presencia. Ahora, sin embargo, los tiempos han cambiado y aunque el oficio continúa, no pasa ni de lejos por sus mejores momentos. Así lo explica Melquiades ‘El Esquilador’, sin duda el gran protagonista de la jornada. Por sus expertas manos han pasado las cinco ovejas que han sido esquiladas ante la curiosa mirada de niños y mayores.

Ayudado por herramientas eléctricas -cuán distintas hubieran sido las cosas otrora si nuestros mayores hubiesen contado con ellas-, Mequilades ha dado cuenta de los ejemplares con eficacia y efectividad. No en vano, la suya pasa por ser profesión de maestro, puesto que recorre el norte peninsular enseñando las técnicas de esquileo. Y aunque parezca mentira, no es fácil, ni mucho menos. De hecho, el propio maestro asegura que no se alcanza la pericia suficiente para autodenominarse esquilador hasta después de muchos años de práctica. Y muchas ovejas esquiladas, claro.

El esquielo hecho arte

Mientras tanto, y como no podía ser de otra forma, los miembros de Los Cucos han hecho lo que mejor saben: comer y dar de comer. Gracias a la colaboración de varias empresas agroalimentarias de la ciudad, todo el público ha podido mover el bigote ‘por la gorra’. Queso curado y fresco regado con un buen tinto de la tierra. Buen almuerzo para los curtidos esquiladores. Mejor aún para los que sólo han acudido como espectadores y no han tenido que esforzarse.

También el vino ha campado a sus anchas -como atrezzo, no se equivoquen- en la representación del cuadro de Los esquiladores firmado tiempo atrás por el genial pintor Marceliano Santamaría. Los jornaleros, acompañados de las ovejas y de las hilanderas, se afanan en sacar el máximo rendimiento en una calurosa jornada. Bonita estampa. Y todo ello amenizado con la música y los bailes del grupo folclórico Diego Porcelos, que no ha dejado de dar espectáculo a base de tradición durante toda la cita.

G. de la Iglesia – www.burgosconecta.es



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