Los jabalíes destruyen un campo de melocotones, reciente plantados, causando pérdidas por valor de 4.000 euros por hectárea.
La tranquila localidad de Salem, enclavada en la comarca de la Vall d’Albaida, ha sido el escenario de un incidente protagonizado por una manada de jabalíes que han arrancado de raíz más de la mitad de los plantones jóvenes de melocotones en una de las fincas de la zona.
El propietario afectado, Eduardo Santamaría, se enfrenta no solo a la pérdida de su cultivo sino también a un golpe económico severo, calculado en unos 4.000 euros por hectárea, sumando derechos de regalías por las variedades protegidas y los costes de replantación.
Jabalíes: Un ataque inesperado
Este episodio es un claro reflejo de un problema más amplio que afecta a toda la región: la creciente superpoblación de fauna salvaje, particularmente de jabalíes. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha elevado su voz en esta crisis, señalando que el daño provocado por estos animales no es un hecho aislado. Según AVA-ASAJA, esta situación genera una serie de complicaciones que trascienden el ámbito agrícola, afectando también el entorno social y ambiental. Los jabalíes, además de destruir cultivos, son portadores de enfermedades y causantes de daños en áreas urbanas y accidentes de tráfico.
Una Creciente Preocupación
La gravedad de esta situación ha llevado a Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, a urgir a las autoridades para que implementen medidas efectivas que controlen la proliferación de estos animales y compensen adecuadamente a los agricultores afectados. La inacción, advierte Aguado, podría tener consecuencias devastadoras para el futuro de la agricultura en la región.
Impacto Económico y Ambiental
Eduardo Santamaría, por su parte, expresa su desesperación y frustración ante la situación. A pesar de sus esfuerzos por proteger sus cultivos, incluyendo barreras contra conejos, nada ha podido frenar el avance de los jabalíes. Su testimonio pone de manifiesto el impacto emocional y financiero que estos sucesos tienen sobre los agricultores, quienes ven cómo su trabajo y su inversión son destruidos en una sola noche.
Esta situación en la Vall d’Albaida no solo plantea un reto inmediato para los agricultores afectados, sino que también pone en evidencia la necesidad de una gestión más efectiva de la fauna salvaje en la región. Mientras las autoridades deliberan sobre las acciones a tomar, los agricultores como Santamaría esperan soluciones concretas que les permitan volver a cultivar con seguridad, sabiendo que su sustento no será arrasado por la fauna salvaje.
