El río Trueba da vida a toda una comarca del norte de Burgos que tiene en Espinosa de los Monteros su epicentro. Desde la época de la Reconquista existen vestigios de población en sus alrededores y hasta nuestros días. Lo cierto es que la zona siempre ha sido un lugar privilegiado para sus moradores. Al pie de los tres portillos pasiegos, la villa y la comarca han vivido de la ganadería, fundamentalmente, y de los ricos pastos que las faldas de La Sía, Lunada y Estacas de Trueba proporcionan a los pasiegos.
Los ríos Lunada, Rioseco y La Sía alimentan con las aguas frías de la nieve derretida al Trueba. Ese paisaje tan privilegiado se alza al norte, pero el sur no es menos espectacular. Con los valles de la Merindad de Sotoscueva, las cuevas de Ojo Guareña, y más al este, la Merindad de Montija. Hacia el este, precisamente, y el norte aguardan las fronteras naturales con Cantabria y el País Vasco. Y al oeste, la carretera lleva al Valle de Valdebezana y Arija.
Iglesia de Santa Cecilia. BC
Si por algo destaca esta localidad y su entorno es por dos circunstancias, una de ellas histórica y la otra patrimonial. La primera es la de Los Monteros, el cuerpo de la Guardia Real; y la segunda es la proliferación de edificios civiles y religiosos de gran valía. Sus casonas, palacios, torres fortificadas y edificios blasonados dan idea de que Espinosa fue una de las más importantes villas del norte de España, siendo herencia, estas últimas, de los indianos llegados de Latinoamérica donde hicieron fortuna. De su arquitectura civil nobiliaria destacan la Torre de los Velasco, la Torre de los Monteros y el Palacio de Chiloeches. Y en la religiosa, la iglesia de Santa Cecilia.
Palacios y torres
La primera de ellas, la Torre Ilustre o de los Velasco, es una construcción medieval dedicada a la defensa de la villa; muestra una cuidada fábrica de sillería y destaca por su altura y su disposición en forma de cubo. Data del siglo XIII, aunque su actual traza y restauración es bastante posterior. Como en toda la zona norte, está coronada por los escudos de los Velasco, impulsores nobles del señorío de la comarcade Las Merindades. La Torre de los Monteros es otro castillo de planta cuadrangular rodeada por una muralla. Hace referencia al cuerpo de guardia del Rey y data del siglo XIV.
Pero quizá el emblema de la localidad es el Palacio de Chiloeches. Consta de dos torres en sus extremos y de una gran fachada con un arco escarzano de estilo renacentista, con columnas toscanas y un bello frontón triangular con el escudo de la familia. Está datado en el año 1600 y fue ordenado construir por el marqués de la Gándara.
Conde Sancho García, fundador de Espinosa. BC
Iglesias
La iglesia de Santa Cecilia es un edificio gótico de transición al Renacimiento. Entre otras, también destaca en la comarca que tiene a Espinosa como capital, la de Santa Eulalia, en Santa Olalla, de origen prerrománico; tampoco se pueden olvidar todos los templos de sus pedanías, de cuidadas trazas y levantados en la época de esplendor de la comarca y de todo el norte de la provincia de Burgos.
El cuerpo de Los Monteros
El Real Cuerpo de Monteros de Espinosa fue fundado por el Conde Sancho García en el año 1006. La historia relata que lo hizo como un agradecimiento a Sancho Espinosa, su mayordomo. El sirviente le dio a conocer un plan de doña Aba, la madre del conde, y del monarca moro Almohadio. Buscaban su muerte, pero Espinosa lo descubrió y le salvó la vida. Desde ese momento quedó instaurado el cuerpo de Los Monteros, formado por hijos de la villa hasta su desaparición.
Sancho Espinosa, Flarcines Pelaéz, Armenter Telloiz, Munio y Joanes Duiz fueron los cinco primeros Monteros. Las llaves de su escudo dan razón de la confianza real. En 1931 se nombró al último Montero de Espinosa, pero la historia aún guarda con celo esta tradición perdida hace 83 años.
Hoy, Espinosa vive de su ganadería, sus campos y el turismo rural. Son famosos sus lácteos, mantequillas, quesos, quesadas y sobaos, más la miel, pan, las carnes de vacuno y los derivados de la carne de pato.
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