El informe SIP (referencia en costes de producción porcina en España) publicado en el mes de enero señala que una vez superados los episodios de volatilidad de las materias primas, que[[{«fid»:»18038″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:225,»width»:300,»style»:»width: 229px; height: 172px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: right;»,»alt»:»Ramon Armengol, presidente del Consejo Sectorial de Porcino de Cooperativas Agro-alimentarias de España»,»title»:»Ramon Armengol, presidente del Consejo Sectorial de Porcino de Cooperativas Agro-alimentarias de España»,»class»:»media-element file-media-original»}}]] se iniciaron a finales de 2006 y que llegaron a su máximo a principios del 2013, y tras la importante inversión realizada para implementación de la normativa de bienestar animal, el sector porcino se encuentra de nuevo sumergido en una compleja situación económica.
En esta ocasión el principal motivo de esta crisis es el precio de venta. El detonante de la caída del precio del cerdo se produjo en el verano de 2014, con el cierre efectivo de la frontera rusa, lo que originó importantes dificultades para la exportación de carne a nivel europeo y una sobreoferta en el mercado interior.
La situación se ha agravado considerablemente por el incremento de producción tanto en EEUU, ya recuperado del grave episodio de Diarrea Epidémica (DEP), como en Europa debido a las reestructuraciones y mejoras generadas por la adaptación al bienestar animal, y por las buenas previsiones que teníamos de exportar a terceros países, sobre todo asiáticos.
Por si fuera poco, el consumo de carne en el mercado interno no se encuentra en sus mejores momentos. La publicación del informe de la OMS, que señala a las carnes rojas y los productos elaborados como un factor predisponente en el desarrollo de cáncer, ha provocado un descenso en el consumo del 9%.
Situación insostenible para el productor
Si analizamos el margen percibido por el productor las cifras son negativas. Hemos pasado de unos márgenes positivos en 2013 y 2014 entorno a los 0,10 €/kg, a unos negativos de 0,01 €/kg en 2015, y está situación parece que lejos de mantenerse va a empeorar, como así lo demuestran las cifras de diciembre que se han situado en los 0,18 €/kg. Para el productor esta situación es claramente insostenible, ya que a la actual coyuntura de pérdidas, se suma un año de márgenes inexistentes, y dos años anteriores de margen positivo, pero demasiado escaso para permitir superar el déficit originado en el periodo 2007-2013 por la crisis de las materias primas y las inversiones realizadas para adaptarse a la normativa de bienestar.
Ante estas perspectivas no cabe duda que es necesaria una buena capacidad financiera para mantener activo el sector en un año que se prevé de pérdidas, por lo que disponer de préstamos blandos puede ser un buen instrumento para garantizar la continuidad de muchas explotaciones familiares.
Cooperativas Agro-alimentarias de España ya ha trasladado al Ministerio de Agricultura la situación que atraviesa el sector y ha propuesto una serie de medidas para facilitar la financiación de las explotaciones, bien a través de avales de SAECA, bonificación de intereses en créditos ICO o a través de “ayudas de mínimis”.
Además, hemos solicitado que exponga esta situación tanto al Ministerio de Empleo y Seguridad Social como al Ministerio de Hacienda, para que se puedan tomar medidas de carácter fiscal y laboral que mejoren el balance de nuestros ganaderos en este contexto tan negativo y complejo.
Es cierto que la situación política actual impide la puesta en marcha de alguna de las medidas propuestas, pero sin estas medidas es muy probable que los ganaderos libres y asociados a cooperativas tengan serias dificultades para continuar con su actividad.