El cultivo del guisante proteaginoso puede ser una buena elección actualmente como alternativa a los cereales de invierno y es muy interesante en las rotaciones de cultivos. El guisante proteaginoso es una fuente importante de proteína vegetal que se puede beneficiar de las ayudas a proteaginosas de la nueva PAC y que actualmente tiene un precio superior al del cereal (20-30%).
Con un ciclo de cultivo similar al de la cebada, al ser una leguminosa no necesita un abonado nitrogenado de cobertera y aporta entre 30 y 50 Unidades Fertilizantes (UF) de nitrógeno al suelo que quedarán disponibles para el siguiente cultivo. Por lo tanto, es un excelente cultivo precedente de los cereales, además de ayudar a limpiar los campos de infestantes de hoja estrecha y colaborar en la reducción de enfermedades fúngicas de los cereales.
Aunque el cultivo del guisante proteaginoso deja un suelo bien estructurado y esponjoso, y que se trata de un cultivo que tiene pocos problemas sanitarios (quizás el más problemático es el de la bacteriosis en las siembras de otoño), no es aconsejable sembrarlo año tras año, pues se recomienda dejar pasar 2-3 años antes de volver a sembrar guisante en una misma parcela.
De guisante proteaginoso existen variedades de invierno y de primavera que pueden sembrarse a partir de octubre (invierno) hasta febrero (primavera) a unas densidades de siembra de 100 a 130 semillas/m2 para garantizar una implantación de 90 a 100 plantas/m2, y que, en función del peso de la semilla (grano pequeño o grande), puede suponer emplear de 180 kg de semilla/ha (pequeño) a 360 kg/ha (grande).
Aunque en Cataluña no se dispone de resultados de ensayos con las variedades actuales, según los resultados de ensayos realizados hace unos años por el IRTA, las producciones pueden ir desde los 4.000 a los 8.000 kg/ha (en regadío), los 2.000 a 4.700 kg/ha (en secanos frescos), siendo menos aconsejable en secanos semiáridos ya que es un cultivo sensible a la sequía y las producciones se ven reducidas. Tampoco las heladas le son favorables ya que suelen ser la puerta de entrada para los problemas de bacteriosis que no tienen tratamiento y pueden dañar la producción.
En el momento de la recolección, las variedades modernas que se utilizan hoy en día evitan el encamado de la planta al ser casi todas áfilas y disponer de zarcillos que sujetan las plantas entre sí.
Josep Antón Betbesé fue el técnico del IRTA encargado de explicar este tema durante la XV Jornada técnica intercomarcal sobre cultivos herbáceos que tuvo lugar el pasado 19 de mayo en Olius (Lleida).