A falta de datos oficiales, que se conocerán en el mes de septiembre cuando todo el producto haya llegado a las cooperativas y almacenes, se puede hablar ya de una estimación de cosecha de en torno a las 1.200.000 toneladas en el campo burgalés. Se cumplen así las previsiones que hablaban de una caída del 30 por ciento, pasando de los 4.000 kilos por hectárea recogidos en la campaña de 2013, a los escasamente 3.000 kilos de la actual. Los precios siguen a la baja, sin visos de recuperación tras el importante descenso del pasado año, aunque no se espera que la crisis rusa pueda afectar a la compra-venta del cereal nacional.
Las zonas en la que se ha recogido una peor cosecha han sido las del Arlanza y la Ribera del Duero,donde la sequía ha hecho mucho daño, explica el presidente del sindicato agrario UCCL-Burgos, Félix Arribas. Aún así, en todas la comarcas “la media ha bajado”, incluida La Bureba, zona de referencia en lo que al cultivo del cereal se refiere, siendo una de las menos perjudicadas la comarca de Las Merindades. Todavía queda cosecha pendiente en los páramos, en el norte y en la zona de Mena, recuerda Arribas, porque aquí se empezó más tarde a trabajar, sobre el 10 de agosto.
Cuando esté todo recogido y presentado en las cooperativas y almacenes se podrán dar los datos reales de cosecha, pero las estimaciones de la UCCL hablan de esas 1.200.000 toneladas, un 30 por ciento menos que el año pasado. Lo que nos ha salvado de una campaña “catastrófica”, asegura Arribas, es la calidad del grano. Las lluvias caídas en junio y principios de julio retrasaron la cosecha, por lo que dio tiempo a que el grano engordase y las posibles pérdidas se redujesen. El presidente del sindicato agrario reconoce que “pensábamos que iba a ser peor”, incluso con un descenso del 50 por ciento en la cosecha.
Grano de buena calidad
Lo que no se ha recuperado son los precios. Tras la caída del 30 por ciento en 2013, en esta campaña se mantendrán los 18 céntimos por kilo de trigo y los 15 por kilo de cebada, más o menos unos 100 euros por tonelada. Precios bajos, que funcionan al ritmo que marcan los mercados y los especuladores. Ya no hablamos de oferta y demanda, sino de movimientos puramente especulativos, asegura Arribas. Así que habrá que ir viendo cómo evoluciona el mercado, porque ahora la cosecha se vende a un precio, pero dentro de unos meses puede haber variado, tanto para bien como para mal.
Eso sí, desde UCCL no esperan que la crisis rusa (con el bloqueo a la entrada de productos extranjeros) vaya a afectar al cereal nacional. España es más un país importador que exportador, y es que producimos de media entre 20 y 22 millones de toneladas (este año las estimaciones hablan de entre 16 y 18), pero consumimos entre 24 y 25 millones, así que toca importar. Las compras no se van a hacer ahora, porque al principio se tira del producto nacional, y será más adelante cuando tengamos que afrontar los costes de mercado. Aún así, insiste Arribas, como todo funciona bajo especulación, nunca se sabe con qué nos vamos a encontrar.
Patricia Carro – www.burgoconecta.es
