Una Amenaza Creciente para los Olivos del Mediterráneo

La Xylella y el Cambio Climático

Agronews Castilla y León

23 de mayo de 2024

xylella

La amenaza de la bacteria Xylella fastidiosa, conocida por su devastador impacto en cultivos como olivos, almendros y viñedos, se está viendo amplificada por el cambio climático. Según un estudio reciente del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de les Illes Balears (UIB), el calentamiento global está propiciando condiciones más favorables para la propagación de esta bacteria. Este trabajo, en el que también han participado investigadores del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), ha sido publicado en la revista científica Scientific Reports.

La Expansión de la Xylella fastidiosa

La Xylella fastidiosa es responsable de obstruir los conductos y tejidos de las plantas, causando enfermedades mortales que han llevado a la destrucción de millones de plantas en todo el mundo. Esta bacteria es transmitida por insectos conocidos como chicharras, específicamente el Philaenus spumarius. Los investigadores del IFISC han evaluado la propagación de esta bacteria durante los últimos 20 años y han proyectado su futuro en distintos escenarios de calentamiento global. Sus hallazgos indican que un aumento de más de 3 grados en la temperatura media global podría marcar un punto de inflexión, aumentando significativamente el riesgo de que la Xylella fastidiosa se expanda más al norte de Europa.PhilaenusSpumarius recien nacido ElkeFreese WikimediaCommons

«El clima determina en gran medida las áreas donde pueden ocurrir estas enfermedades», explica Manuel Matías, científico del IFISC-CSIC-UIB y autor principal del estudio. «El cambio climático es un factor clave en la distribución y el impulso de estas enfermedades en las plantas de todo el mundo».

El estudio ha delimitado el efecto de la Xylella fastidiosa en cuatro escenarios de incremento de temperatura: 1.5, 2, 3 y hasta 4 grados respecto a niveles preindustriales. En todos estos escenarios, el patrón es claro: un mayor riesgo de infección debido al aumento de las temperaturas. Una proyección de diferentes escenarios climáticos muestra cómo la distribución de la bacteria y del Philaenus spumarius se extiende por Europa y el Mediterráneo, con especial énfasis en Francia, Italia y Portugal.

Se cumple una década desde la primera detección de la Xylella fastidiosa en Europa, una bacteria que hasta principios del siglo XXI se consideraba limitada al continente americano. En California, Estados Unidos, esta bacteria causa la enfermedad de Pierce en las vides, con pérdidas millonarias anuales en el sector vitivinícola. Las plantas infectadas producen pocos frutos de baja calidad, sus hojas se decoloran, necrosan y caen, y las cepas pueden morir en pocos años.

En Europa, los brotes han llevado a la destrucción de cultivos enteros en Italia, y a la erradicación de miles de almendros en las Islas Baleares y Alicante. Los insectos del grupo de los cicádidos, especialmente el Philaenus spumarius, son los principales vectores de transmisión. La investigación del IFISC muestra que el aumento prolongado de las temperaturas podría expandir la distribución de la Xylella fastidiosa por el sur de Europa y, especialmente, por la región mediterránea.xylella

Los científicos han cuantificado el riesgo de infección de Xylella fastidiosa a distintas escalas espaciales, incluyendo a nivel de país, denominaciones de origen y plantaciones vinícolas conocidas. En un escenario inicial con un aumento de temperatura de 1.5 grados, Portugal y Grecia enfrentan un mayor riesgo de contagio, con un incremento del 12% y 2% respectivamente. Si la temperatura aumenta 4 grados, el riesgo en estos países podría elevarse a un alarmante 47% y 63%.

Francia e Italia también experimentarían un riesgo relevante, aunque menor en comparación. En España, el riesgo se mantendría similar a los niveles actuales. Sin embargo, las zonas con denominación de origen como el Penedés en España, la Bairrada en Portugal y la Toscana en Italia, enfrentarían un serio riesgo con un aumento de más de 2 grados.

Los autores del estudio reconocen las limitaciones de su modelo, que trabaja con proyecciones climáticas y enfrenta la complejidad de los microclimas en algunas zonas vitivinícolas. No obstante, subrayan la importancia de comprender cómo se propaga la enfermedad para gestionar mejor los recursos destinados a su prevención. El enfoque interdisciplinar del estudio, que combina modelos epidemiológicos y climáticos, es crucial para desarrollar estrategias eficaces.

«Conocer qué va a suceder en ciertas regiones ayudará a tomar mejores decisiones a futuro y a prevenir el impacto de la enfermedad en los cultivos», afirman los investigadores. La nueva información obtenida permitirá gestionar mejor los recursos de prevención y dar prioridad a las áreas según su porcentaje de riesgo de infección.

El cambio climático plantea uno de los mayores desafíos para la política agrícola de la Unión Europea. La Xylella fastidiosa representa una amenaza significativa para la viticultura y otros cultivos en la región mediterránea. Los científicos del IFISC abogan por una respuesta coordinada y proactiva para mitigar los riesgos que plantea esta enfermedad.

«La situación requiere no solo recursos y apoyo, sino también una verdadera comprensión y toma en serio de los problemas del sector», concluye Matías. «El sector necesita un cambio y sobre todo, necesita ser tomado en serio».

La investigación del IFISC subraya la urgencia de abordar la Xylella fastidiosa en el contexto del cambio climático. Los hallazgos del estudio indican que el calentamiento global no solo exacerba la propagación de esta bacteria, sino que también amplía su área de impacto, poniendo en riesgo los cultivos mediterráneos y la economía agrícola de la región.

Con estas proyecciones, se espera que los responsables de la política agrícola europea adopten medidas más efectivas y coordinadas para enfrentar esta amenaza. La prevención, el control y la investigación continua son esenciales para salvaguardar el futuro de la agricultura frente a los desafíos del cambio climático.

 
 


Share This