UAGA – COAG ante las inundaciones provocadas por el Ebro exige que se consideren “desastre natural”, la urgente limpieza de los rios y su regulación

Agronews Castilla y León

17 de abril de 2018

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UAGA – COAG manifiesta su preocupación por los daños en cultivos e infraestructuras que están ocasionando las últimas riadas en Aragón. Las cosechas de cereal de invierno, alfalfa y hortalizas pueden sufrir daños irreversibles, así como granjas, caminos, acequias, riegos, naves, casetas… y ya ha habido miles de hectáreas anegadas, desalojos de viviendas y granjas, cortes de tráfico, derrumbamientos, etc. Además la siembra de los cultivos de primavera se tendrá que retrasar y los gastos de la reparación de la estructura de las parcelas agrícolas (nivelaciones) serán cuantiosos.

Según UAGA, para evitar las inundaciones, que se repiten cada año, a excepción de los de sequía, y que dejan importantes pérdidas a los agricultores afectados, es necesario limpiar los ríos y regular su caudal. Así mismo es necesario que con los medios de que dispone la CHE, se suelte agua de los pantanos paulatinamente y que se regulen todos los ríos.

Los agricultores de la Ribera del Ebro no pueden entender que sus producciones cada año se vean anegadas, con importantes pérdidas, mientras llevan años exigiendo la limpieza del cauce del río. Pero en esta ocasión son numerosos los ríos y barrancos que se han desbordado, además del Ebro: Aragón, Aranda, Gállego, Manubles, los Arbas, Riguel, Alcanadre, Huerva, Jalón, Cinca…

UAGA manifiesta que ante la reiteración de las riadas en esa Comunidad, se consideren “desastre natural” y en consonancia con ello se apliquen medidas. Además UAGA considera necesario que se realice cuanto antes la limpieza de los ríos y su regulación, una buena coordinación entre las distintas administraciones, que se tenga en cuenta la importancia de la prevención contra las avenidas, así como la mejora de los seguros agrarios para el riesgo de inundación.

El medio rural aragonés ha pasado de la “gran sequía”, con millones de pérdidas; restricciones de riego y hasta de agua para uso de boca, a la “gran remojada”, tirando agua, por la falta de capacidad de almacenamiento y soportando todos los daños que las grandes avenidas producen, no solo en cultivos, sino también en infraestructuras.



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