La turma o trufa del desierto, de alimento de pastores a los restaurantes más exigentes

  • La Cátedra de Micología de la UVa, auspiciada por la Diputación de Palencia, junto a la empresa palentina IdForest y la biotecnológica Thader, están desarrollando con éxito un programa de Promoción de la Turmicultura Es un cultivo ecológico que no requiere de agroquímicos, se cultiva en terrenos pobres e improductivos con una gran rentabilidad

Agronews Castilla y León

6 de mayo de 2024

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La Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid, auspiciada por la Diputación de Palencia junto a la innovadora empresa palentina IdForest y la biotecnológica Thader, están desarrollando con éxito un Programa de Promoción de la Turmicultura, es decir la producción regular, ecológica y muy rentable de este diamante del desierto.

“Las turmas o trufas del desierto son exquisitos hongos subterráneos, que comienzan a recolectarse ya en enero y febrero en las islas Canarias y Murcia y, más tarde, en marzo y abril, en el interior. En Palencia y Burgos se cosecha en mayo e incluso junio», explica el profesor Andrés Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología. Este año, gracias a las abundantes lluvias invernales de gran parte de España, se ha incrementado su producción, aunque buena parte de ella se exporta a mercados exigentes.
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vacioLas plantaciones micorrizadas de exquisitas turmas son capaces de producirse de modo controlado en grandes cantidades en suelos muy secos y pobres .

En condiciones normales se consiguen de 50 a 150 kg/ha de trufas del desierto pero puede llegarse a 600 kg/ha que, para ser un producto gourmet, tiene una rentabilidad elevada. Se trata de un cultivo ecológico que no requiere de agroquímicos, lo que aumenta las ventajas de su cultivo en terrenos pobres e improductivos para cualquier otro recurso agroalimentario.

La turma o trufa del desierto

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“Es una joya gastronómica tradicional que ha pasado de considerarse un alimento de pastores a las mesas más exigentes en los restaurantes de mayor prestigio del mundo. Cuando maduran estos apreciados hongos agrietan la superficie del terreno, siendo fácilmente identificables. No hacen falta perros buscadores, como ocurre con las trufas por lo que la localización es más sencilla», explica el ingeniero palentino Ivan Franco, técnico de IDForest y experto en las plantaciones productoras de trufas y turmas.
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vacioEn Palencia ya se han realizado plantaciones experimentales por parte de la Diputación de Palencia en colaboración con empresas especializadas, pero también por emprendedores que apuestan por alternativas viables en agricultura.

Se está ultimando una guía práctica y fácil de turmicultura para agricultores que deseen innovar y diversificar sus productos, en este caso de verdadero lujo, pero factible en suelos malos y climas áridos y continentales.

También se realizarán diversas presentaciones de showcooking y conferencias explicativas, talleres, etc, durante esta primavera en Palencia, tal y como apunta el profesor Pablo Martín Pinto, subdirector de la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid.
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La turmicultura puede contribuir eficazmente al desarrollo rural en comarcas marginales y en muchos países pobres (también aparecen las turmas por toda África) pues permite obtener un elevado beneficio agroalimentario y oferta de mano de obra especializada en equilibrio con la conservación de especies amenazadas, tanto de flora como de fauna.

“De hecho se realizan plantaciones productivas de las cistáceas endémicas, conocidas como hierbas turmeras o jarillas» concluye el profesor Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología.

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Un poco de historiavacio

La turmas o trufas del desierto son exquisitos hongos subterráneos típicos de zonas abiertas y climas secos que fructifican en los páramos y cañadas en primavera. Muy apreciadas en la gastronomía romana, judía y árabe desde hace milenios, siguen cosechándose de modo tradicional en numerosas comarcas españolas.

Aunque a primera vista son parecidas a patatas, las turmas son sabrosas y sutiles, con textura crujiente en la boca, que las hace inconfundibles. Se preparan asadas, cocidas en guisos, en revueltos y tortillas en adición de ajos tiernos, espárragos trigueros y otras verduras de campo de primavera y poseen un sabor suave y almendrado, distinto del intenso y penetrante de las trufas.

Comienzan a recolectarse ya en enero y febrero en las islas Canarias y Murcia y más tarde, en marzo y abril en el interior, siendo las de Palencia y Burgos las que se cosechan en mayo e incluso junio explica el profesor Oria de Rueda, director de la Cátedra de Micología.. Este año, gracias a las abundantes lluvias invernales de gran parte de España están fructificando abundantemente pero buena parte de su producción se exporta a mercados exigentes.

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