«El pistacho ofrece una gran oportunidad al sector agrario. Necesitamos 120.000 has para cubrir la demanda de la UE»

Agronews Castilla y León

2 de noviembre de 2015

foto jornada

España, fundamentalmente Castilla La Mancha, incrementó en el último año la superficie de pistacho en 1.500 hectáreas (ha.) hasta llegar a unas 10.000 y lo hizo aumentando su producción en un un 25%, para alcanzar las mil toneladas de cosecha. Este espectacular ritmo de crecimiento en un cultivo aún incipiente no ha impedido que los precios en origen, por sexta campaña consecutiva, sigan subiendo para consolidarse en una franja de entre los 4,5 y los 8,8 €/kg de producto seco y pelado, uno de los más rentables del mercado hortofrutícola. Irán y EE. UU -los primeros productores del planeta- están centrando sus políticas comerciales en los mercados asiáticos, menos exigentes en cuanto a calidad que la UE y los informes que consolidan sus cualidades cardiosaludables están haciendo disparar el consumo año tras año. «No hay perspectivas de colapsar el mercado y el buen manejo de variedades y patrones está permitiendo superar los problemas de pobredumbre de las tierras. De hecho, sería necesario plantar más de 120.000 nuevas ha. de pistacheros sólo para cubrir la demanda actual de la UE-28, nuestro primer consumidor». Este es el panorama que ayer describió el director del Centro de Investigación Agroambiental “El Chaparrillo” (IRIAF de Castilla La Mancha), Esaú Marnez Burgos, en el transcurso de la Jornada 'Innovación e impacto ecomico de las variedades vegetales' organizada por Biovegen-Plataforma Tecnogica de Biotecnología Vegetal en el contexto de Fruit Attraction.

En parecidos términos se podría hablar de la eclosión de otros cultivos más tradicionales pero que han recuperado su vigor gracias en buena medida a la mejora de los materiales vegetales. Sería el caso indudable de la almendra, que acumula cinco años de subidas sostenidas en los precios que han venido acompañados, además, de espectaculares incrementos de la productividad. Hasta tal punto esto es así que, como matizó María José Rubio-Cabetas, responsable del programa de Mejora Genética de Portainjertos del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), se podría hablar de un cultivo español «en el pasado y en el presente. Hoy seguimos importamos almendra pero exportamos genética», dijo categórica.

Efectivamente, el reverdecer de este cultivo se ha visto impulsado por la demanda de gigantes asiáticos como India y China o por coyunturas como la sequía del principal productor -California- pero, en gran medida, se ha podido responder gracias «a la innovación, a la ampliación del abanico de variedades y portainjertos así como a la mejora en el manejo de las plantaciones intensivas, muchas de regadío. «Hoy algunas explotaciones tienen rendimientos cercanos a los californianos y creo que la innovación en nuestro país va incluso por delante de la suya, la diferencia podría ser el disponer de agua abundante y mucho más barata», sentenció. España, que este año alcanzará la cifra récord de 5 millones de plantas vendidas hasta agotar existencias en los viveros (por los 12 millones de EEUU o los escasos 2 millones del tercero en discordia, Australia), ha multiplicado por trece su productividad y por once su rentabilidad: ha evolucionado de los 150 kg de grano/ha. del 'pasado' a 2.000 kg/ha. y de 450 euros/ha a 5.000 euros/ ha. del 'presente'.

En tercera instancia, el albaricoque ha duplicado su producción -de unas 70.000 toneladas en 2010 a las 150.000 de 2015- gracias también, entre otros factores, a la ampliación de la oferta varietal, que en la última década también se ha duplicado. Así lo aclaró David Ruiz González, del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC Murcia), quien matizó igualmente que la innovación ha permitido aliviar algunos de los problemas que hundieron antes al sector como «el virus de la sharka, la falta de color para la exportación, la producción irregular o la falta de rentabilidad de su salida a la transformación industrial».

Igualmente prometedores resultaron los avances en genética para las plantas ornamentales descritos por José Manuel Pérez, de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que están mejorando sustancialmente la adaptación a las necesidades del mercado de flores como el clavel.

Estos cuatro destacables casos son sólo ejemplos de las posibilidades reales de crecimiento y mejora de los rendimientos que, de la mano de la innovación, cabría esperar en el sector hortofrutícola. Más aún, tras repasar cómo la innovación agrícola ha sido un factor ancestral ligado a la mejora de cultivos clave para la dieta como el arroz. el trigo y el maíz cuyos orígenes se remontan a la prehistoria, el director del Centro de Genómica del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), Manuel Talón, auguró una segunda revolución verde como la desencadenada tras la II Guerra Mundial «esta vez basada en la tecnología del ADN, que nos permitirá a corto/medio plazo manipular las plantas para diseñarlas a nuestra voluntad».

Por su parte, el ex director general de Agricultura y después de Innovación de la CE, José Manuel Silva, señaló, de hecho, a este sector «como el más dotado, por su carácter competitivo y adaptado al mercado, para impulsar la innovación vinculando muy especialmente a la iniciativa privada». Silva ha destacado las posibilidades abiertas con el programa Horizonte 2020 en esta materia -dotado con 3.850 millones para agroalimentación en toda la UE- pero más aún, con la línea de fondos estructurales del llamado segundo pilar de la PAC, que cuenta con otra línea para el citado periodo de unos 5.600 millones de €. Silva alertó, eso sí, que la mayor parte de estos últimos programas recaen sobre las comunidades autónomas «por lo que si no se coordinan las acciones de estas administraciones corremos el riesgo de desaprovechar buena parte de estos fondos».

Y el camino a recorrer por este sector, como acabó remarcando el director-gerente de Biovegen, Gonzaga Ruiz de Gauna, es largo. «En líneas generales el desarrollo e implementación de las innovaciones biotecnogicas españolas no se corresponde con la aportación científica española pero el problema se agrava en la biotecnología agraria, que bien podríamos decir que es el hermano pobre de este emergente sector», ha explicado el director de Biovegen. Efectivamente, España acapara el 3% de las aportaciones biotecnológicas del planeta, lo que la convierte en la décima potencia mundial y la cuarta en la UE; hasta un 20% de estas publicaciones son calificadas de excelencia y otro 40% son publicaciones internacionales y la agricultura no se escapa de esta intensa actividad investigadora porque acapara un tercio de las aplicaciones y dispone de hasta 43 centros punteros en esta materia. Sin embargo, estos avances no parecen llegar al mercado: acaparando el 35% de las exportaciones hortofrutícolas de la UE, España sólo tiene registradas el 1% de las variedades, un porcentaje ridículo comparado con otros países de menor peso pero mayor potencial tecnológico como Holanda (42%); Francia (18%) o Dinamarca (6%). Esta plataforma de desarrollo tecnológico, compuesta hoy por 37 de las mayores empresas obtentoras y mejoradoras del país, 5 asociaciones y fundaciones así como 11 centros de investigación, presta asesoramiento para la financiación de proyectos de I+D; apoyo en la preparación de solicitudes a programas europeos o en la búsqueda de socios y desde 2012 ha canalizado más de 160 propuesta de I+D.

En la jornada también participó el director del INIA, Manuel Láinez y la de la Oficina Española de Variedades Vegetales, Esther Esteban, quienes hablaron de la 'Estrategia Española de Bioeconomía' y de la 'Protección y defensa de las obtenciones vegetales', respectivamente.



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