1.449 casos. Es el número de ataques de lobo registrados en lo que va de año por parte de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Una cifra que alarma a organizaciones como la Alianza UPA-COAG quien ha pedido medidas más contundentes para evitar que el ganado siga siendo protagonista de los sucesos en la actualidad del sector primario.
Por ello, han convocado para el próximo sábado 22 una manifestación en la localidad zamorana de Villadeciervos en la que exigirán que se mantenga el aprovechamiento cinegético de los lobos al norte del Duero: “Hay que poner en valor la necesidad de tener ganaderos en las zonas más difíciles y no convertirle en una especie en extinción. Estamos en una zona despoblada, deprimida, donde no hay más alternativas que la ganadería” explica Aurelio Pérez de la Alianza.
A ello se une la situación en otros países de Europa como Francia donde el Plan del Lobo que tiene el gobierno de Emmanuel Macron permite disparos “defensivos” en casos de ataque durante todo el año y no durante los meses estivales como en esta comunidad. En el país galo tienen un límite nacional de hasta 40 lobos a abatir por defensa o por caza defensiva donde hay unos 360 ejemplares en todo el país, una quinta parte de los que existen en Castilla y León donde la extensión es siete veces menor: “Hay más de 2.000 lobos y 200 manadas y tenemos que aguantar porque no se puede hacer un control del lobo” añade Pérez.
No se cumplen los cupos
Por ello solicitan medidas que ayuden a reducir los casos de lobadas certificadas por el Seprona y que se cumpla con los cupos comarcales, que en la campaña 2018-19 era de 143 lobos en esta comunidad. Una cifra que según la organización agraria no se cumple: “En 2016 fue del 64 por ciento, se capturaron 91 de los 143 posibles” explica la Alianza.
Un descenso de la cabaña ganadera a la que se une un incremento en la siniestralidad en las carreteras de la comunidad que se encuentran no solo con lobos, sino con corzos o jabalíes entre otra fauna salvaje que obstaculiza las carreteras, incrementa el riesgo de accidentes y, en definitica, se convierten en los únicos habitantes de los núcleos rurales, cada vez más despoblados -de gente-.
