En cuanto a los costes de producción, el sindicato observa que estos aumentan por la necesaria adaptación de los ganaderos a las nuevas exigencias normativas en términos de seguridad alimentaria, medio ambiente, sanidad y bienestar animal, recogidas, especialmente, en el Decreto de fertilización del Gobierno catalán, y el Decreto de Ordenación Ganadera de ámbito estatal; unas nuevas exigencias que se traducen, a su vez, en una producción de carne de alta calidad y seguridad alimentaria. En este sentido, el sindicato observa el agravio que supone la estricta normativa europea respecto de los productos de países terceros y, para minimizar los efectos, apela a los consumidores a valorar la producción cárnica aquí, ya que es la que cuenta con los baremos más altos de exigencias de todo el mundo.
En cuanto a la peste porcina africana [PPA], en sigue siendo preocupante la evolución en la Europa del Este y en Asia, en concreto, la situación de Polonia con brotes en jabalíes cerca de la frontera con Alemania y en Alemania mismo (más de 1.000 brotes en jabalí). La noticia positiva es la declaración de la Comisión Europea de Bélgica como país libre de la peste porcina africana, en noviembre pasado.
La expansión de la PPA de estos últimos años, sumada a las tensiones internacionales, también ha llevado implícitas otras consecuencias: por ejemplo, ha acelerado que la estructura del sector porcino tiende y centrarse en unas pocas empresas integradoras y la especialización. Según el Departamento de Agricultura, en Cataluña, los últimos cinco años el número de granjas de madres se ha reducido un 12,8%, mientras que el de granjas de engorde se mantiene estable; asimismo, el 75% de las granjas porcinas trabaja bajo el régimen de integración y, según orientación productiva, un 85% de las de engorde están integradas mientras que en las granjas de madres el 40% trabaja integrado. Esto también explica el aumento de las importaciones de animales vivos origen intracomunitario en Cataluña por los intereses de las empresas integradoras y los grandes mataderos: mientras los años 2016-2017 el número de animales importados rondaba los 800.000, en 2020 superó los 2.800 .000.
Para mejorar el establecimiento de los precios de referencia del cerdo y poder definir con mayor exactitud los costes de producción para el granjero, Unió de Pagesos señala que hay que conocer en detalle los datos económicos que influyen en el ámbito de la granja (aplicación de nueva normativa, costes fijos y variables de la granja: luz, agua, seguros ...). Esta información sería especialmente de utilidad para el sector integrado. Además de conocer los costes, el Departamento de Agricultura debería hacer un seguimiento de los contratos de integración para verificar si cumplen la Ley de integración vigente.
Por último, el sindicato quiere poner de relieve el peso social y económico del sector porcino, especialmente en el mundo rural. De las 5.566 granjas porcinas que tiene Cataluña, por un 65% de estas, los ingresos de la actividad porcina suponen más del 50% de total de los ingresos de la finca. Además, la actividad ganadera crea diversidad de trabajos y da vitalidad económica a las empresas y los servicios auxiliares del territorio. Según datos de Interporc, en el ámbito estatal, el sector porcino convencional ofrece más del 40% de los trabajadores en el medio rural. En definitiva, es evidente que las granjas favorecen el mantenimiento de la población en el mundo rural y, en el caso del sector porcino, hay que sumar la importancia de la industria alimentaria que se ha desplegado a su alrededor.
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