Un proyecto realizado en Valladolid expone los beneficios que ofrecen a la agricultura las aves insectívoras

Agronews Castilla y León

24 de abril de 2014

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Las aves insectívoras de diferentes especies que criaron en las cajas nido que se les colocó en un viñedo de doscientas hectáreas cercano a Valladolid consumieron en un solo año 1.009'06 kilos de insectos y otros invertebrados. El dato procede de un proyecto de “restauración ecológica estratégica” sobre los beneficios para el agricultor de estas pequeñas aves en cultivos leñosos mediterráneos que ha llevado a cabo la Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas (FIRE).
La iniciativa “Campos de vida”, con la que FIRE busca conciliar la producción agrícola con el aumento de la biodiversidad, es el origen de este proyecto demostrativo. Su acción principal ha consistido en la colocación de cajas-nido para facilitar que se reproduzcan las aves insectívoras. Desde principios de 2013 se han instalado más de trescientas unidades de estos nidales artificiales en viñedos, olivares y frutales de las provincias de Valladolid, Ciudad Real y Badajoz.
En los experimentos de campo realizados para el proyecto se ha calculado que la cantidad de orugas depredadas por las aves insectívoras fue un 50% superior en viñedos con cajas-nido ocupadas que en el mismo tipo de cultivo pero sin los nidales. Otro resultado del proyecto indicativo del potencial de este tipo de control biológico, que puede ser una alternativa al uso de plaguicidas químicos, es el consumo de una pareja de carboneros comunes que ocupó una de las cajas-nido: 26'73 kilos de invertebrados al año. Esta especie es la que mejor ha respondido a la colocación de los nidales en las zonas donde se ha actuado.
Para crear un hábitat óptimo que permita fijar las poblaciones de estas aves en las zonas experimentales del proyecto y que se conecten entre sí, se han aplicado una serie de medidas complementarias, como la plantación de setos y la creación de charcas. Estas medidas, en su conjunto, favorecen a multitud de otras especies silvestres tales como plantas, libélulas y anfibios.
“Creemos que los resultados que hemos obtenido ayudarán a que se generalice este tipo de control biológico de plagas agrícolas en cultivos leñosos”, afirma José Mª Rey Benayas, presidente de FIRE. “Y no sólo estamos hablando de beneficios ecológicos: el estudio financiero vinculado a nuestro proyecto indica que las aves insectívoras pueden reducir los costes actuales que suponen para el agricultor luchar contra esas plagas”, indica Benayas.
“De hecho, algunas de las fincas que están colaborando con nosotros ya están viendo aumentar sus ingresos por la venta del vino y el aceite que producen desde que les ayudamos y asesoramos”, revela este catedrático de ecología de la Universidad de Alcalá (Madrid). El proyecto cuenta con la colaboración de explotaciones agrícolas como Abadía Retuerta, en Sardón del Duero (Valladolid), y HaciendasBio, en Guareña (Badajoz).
Los trabajos de campo del proyecto han sido complementados con un programa de formación y capacitación de técnicos y agricultores y otro de educación ambiental. Gracias a ello se han organizado tres jornadas de voluntariado, más de diez jornadas de trabajo conjunto con operarios agrícolas, un ciclo de charlas técnicas, dos charlas en colegios y dos trabajos académicos de formación de estudiantes universitarios.


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