Se estima que los fenómenos meteorológicos desfavorables -altas temperaturas, granizo y sequías- durante los meses de verano han provocado un descenso de la producción de lúpulo del 28,2% en comparación con 2021 (64.338 toneladas en total en la UE) y por debajo de los rendimientos medios de diez años. También se espera un descenso del 37,8% en la producción de ácido alfa. En medio del aumento exponencial de los costes de producción (energía, fertilizantes, personal, alambre) y de la falta de productos fitosanitarios, los resultados de la cosecha plantean grandes retos para toda la industria del lúpulo.
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Al comentar las cifras estimadas, el Zdenek Rosa, Presidente del Grupo de Trabajo sobre el Lúpulo del Copa-Cogeca, declaró: «El descenso de los rendimientos del lúpulo y del ácido alfa es indicativo del creciente impacto del cambio climático. Ahora nos enfrentamos a importantes variaciones climáticas entre años. El año 2022, con sus graves condiciones de sequía, tuvo un fuerte impacto en el desarrollo de las plantas. La reducción del uso de fertilizantes y productos fitosanitarios debido a los elevados costes de producción y a la escasez no hace sino empeorar la situación. De hecho, si nos fijamos simplemente en las superficies cultivadas, la superficie se ha mantenido estable en 30.795 hectáreas durante los últimos años. En consecuencia, el mercado se abastecerá de cantidades limitadas de lúpulo a partir de 2022. Es probable que escaseen las variedades individuales para cumplir los contratos existentes con las cerveceras».
Los cultivadores de lúpulo europeos trabajan tradicionalmente con contratos a largo plazo con precios fijados con varios años de antelación. Esos contratos a largo plazo no tienen en cuenta el dramático aumento de costes al que nos enfrentamos ahora. La imposibilidad de repercutir el aumento de los costes, unida a la reducción de los rendimientos, afectará fuertemente a la rentabilidad de los cultivadores de lúpulo, que ya están luchando por sobrevivir en el mercado.
Las iniciativas políticas en curso, como la propuesta de Reglamento sobre el uso sostenible de los productos fitosanitarios, hacen temer que varios agricultores decidan dejar de cultivar. Los cultivadores de lúpulo se comprometen a producir de forma sostenible empleando tecnologías modernas, vigilando la presión de las plagas y las enfermedades, y utilizando productos fitosanitarios sólo cuando sean necesarios y en el volumen necesario.
«Para algunos cultivos menores, hace tiempo que no hay sustancias que podamos utilizar, a pesar de la gran presión a la que se enfrentan los cultivadores de lúpulo. Una mayor reducción de los productos fitosanitarios disponibles dará lugar a un menor rendimiento y a una mala calidad del lúpulo, mientras que las prohibiciones sin alternativas viables sólo empujan a los productores de la UE a la puerta de salida y a sustituir la producción nacional por la importación», añadió Rosa.