La tularemia, recuerdan desde ASAJA Palencia, sigue afectando significativamente a la comunidad de Castilla y León, sumando ya un total de 111 casos en lo que va del año, según el último informe publicado por la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León. Palencia se posiciona como la provincia más afectada, concentrando más del 80 % de los casos reportados.
Tularemia en Castilla y León: Un Problema Creciente en Palencia
Desde que se detectó el primer caso de tularemia en la comunidad a finales de marzo de 2024, la enfermedad ha mostrado una tendencia ascendente, con 111 casos registrados hasta el momento. De estos, 83 casos han sido confirmados y 28 se consideran probables, a la espera de confirmación mediante análisis adicionales. La provincia de Palencia destaca por la alta incidencia de la enfermedad, con 89 casos positivos, mientras que otras provincias como Burgos y León han reportado tan solo ocho casos cada una. En contraste, las provincias de Segovia y Soria no han reportado ningún caso de tularemia.
Características del Perfil de los Pacientes de Tularemia
El perfil de los afectados por la tularemia es bastante consistente: el 80 % de los casos se ha dado en varones, con una media de edad de 56 años. El paciente más joven afectado por la tularemia en la región es un niño de ocho años, mientras que el mayor tiene 92 años. A pesar de la amplia distribución de edades, casi la mitad de los pacientes se sitúan en el rango de 45 a 64 años, lo que pone de manifiesto que las personas de mediana edad son las más propensas a contraer la enfermedad. Sin embargo, entre las mujeres, la mayor incidencia se presenta en aquellas que superan los 75 años.
Formas de Transmisión y Factores de Exposición
El informe publicado por la Consejería de Sanidad apunta a que la vía más frecuente de infección es la inhalación del patógeno. La mayoría de los casos están relacionados con actividades rurales, especialmente en aquellas que implican el contacto con el campo. Actividades como la agricultura (incluyendo la siega y el empacado de paja), la jardinería, la limpieza de cunetas y el contacto con roedores y cangrejos de río son las que presentan un mayor riesgo de contagio.
Este vínculo entre la tularemia y las actividades rurales resalta un problema adicional: la sobrepoblación del topillo campesino (Microtus arvalis), un conocido vector de la enfermedad. Según fuentes de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Palencia, el aumento descontrolado de la población de estos roedores ha desencadenado una serie de problemas no solo de salud pública, sino también en el ámbito agrícola, con daños considerables a los cultivos.
Plagas de Topillo Campesino: Un Problema Recurrente en Castilla y León
La plaga del topillo campesino no es un fenómeno nuevo en Castilla y León. Según datos del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL), la región ha experimentado múltiples oleadas de estas plagas en las últimas dos décadas. La primera gran crisis documentada se produjo entre 2006 y 2008, afectando gravemente a la agricultura de Palencia y otras provincias de la meseta. Desde entonces, se han registrado episodios adicionales en los periodos de 2009-2010, 2011-2012, 2013-2014, 2016-2017 y más recientemente en 2019 y en la actual campaña de 2023-2024.
Aunque en 2021 también se observó un aumento en la población de topillos, este no provocó daños significativos en los cultivos. Sin embargo, la actual proliferación de estos roedores ha vuelto a alarmar a los agricultores y autoridades de salud pública debido al impacto directo en la transmisión de enfermedades como la tularemia.
Consecuencias Agrícolas y Económicas de la Plaga del Topillo Campesino
Los daños en los cultivos ocasionados por el topillo campesino son cuantiosos. Desde ASAJA-Palencia, se insiste en la necesidad de adoptar soluciones reales y efectivas para controlar estas plagas recurrentes. Las pérdidas económicas asociadas a estas infestaciones son significativas, afectando no solo a la producción agrícola, sino también al bienestar económico de los agricultores y al precio de los productos en los mercados.
A pesar de los intentos anteriores por mitigar estas plagas, como el uso de rodenticidas y trampas, los resultados han sido insuficientes. Se requiere un enfoque más integral y sostenido que involucre tanto a las autoridades sanitarias como a las agrícolas, para evitar que la situación se repita cada pocos años.
La Tularemia y su Impacto en la Salud Pública
La tularemia es una enfermedad causada por la bacteria Francisella tularensis, la cual puede infectar a los humanos a través del contacto con animales infectados, particularmente roedores, y mediante la inhalación de partículas contaminadas. Los síntomas de la tularemia incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, fatiga y ganglios linfáticos inflamados. En algunos casos, puede provocar neumonía o infecciones graves que requieren hospitalización.
El control de la tularemia y otras enfermedades zoonóticas es crucial, no solo por sus efectos en la salud pública, sino también porque son un indicativo del deterioro del equilibrio entre las actividades humanas y el medio ambiente. La falta de control sobre las poblaciones de roedores es una señal de que las prácticas de manejo del campo necesitan ser revisadas y mejoradas para prevenir futuros brotes.
Reclamaciones de ASAJA y Soluciones Propuestas
ASAJA-Palencia ha sido uno de los principales actores en la denuncia de la falta de control sobre la población de topillos campesinos y su impacto en la propagación de la tularemia. Desde la organización, se solicita a las autoridades una respuesta efectiva y duradera a esta crisis, que incluye tanto medidas de prevención para evitar nuevas plagas, como la implementación de programas de vigilancia sanitaria más estrictos en las zonas rurales.
Entre las medidas propuestas, se sugiere el refuerzo de las campañas de fumigación, el uso controlado de pesticidas más efectivos y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles que favorezcan un control natural de la población de roedores. Además, ASAJA-Palencia pide una mayor inversión en investigación para desarrollar nuevas tecnologías y métodos de control que sean menos dañinos para el medio ambiente y más eficientes en la prevención de futuros brotes
