Trashumancia apícola

image 2

En estos días cientos de Apicultores se encuentran inmersos en la tarea de cambiar sus colmenas de unas zonas a otras. Es lo que mundialmente y desde tiempos remotos se conoce como Trashumancia Apícola.

Una vez acabada la temporada de recolección de polen y miel en las zonas de flora más tempranas de la Península Ibérica, generalmente la mitad sur y levante, el Apicultor se encarga de la supervivencia y cuidado de sus colmenas, cambiándolas de zona. Transportando sus colmenas a otras primaveras más tardías, como es de suponer buscando la mitad norte de nuestra Península.

Los cambios más generales que se dan en la Trashumancia son desde Extremadura a zonas de Castilla y León, gracias a la afluencia de Apicultores de la zona de Salamanca. Así como de Apicultores de Valencia hacia Burgos, Soria y León, que una vez terminada la recolección de miel de azahar y otros tipos de miel, cambian sus colmenas a estas zonas más frescas en flora. También se realiza Trashumancia dentro de las mismas zonas de flora, sin cambiar de comunidad autónoma. Un ejemplo muy común es cambiar las colmenas de la floración de almendro a floración de azahar en las zonas de Levante y Murcia, o de la floración de los montes de Sierra a las floraciones de jara y flores de suelo de las fincas Extremeñas.

España es un País muy importante en la Unión Europea respecto al sector Apícola, por no decir el que más relevancia contempla, con más de 2.400.000 colmenas. Los colmeneros estantes, es decir los que tienen siempre las colmenas en el mismo sitio y no las mueven, son cada vez más, pero la mayoría sigue siendo Trashumante.

Antiguamente en los pueblos de Sierra donde siempre existieron Apiarios, los paisanos llegaban a realizar la Trashumancia con sus animales de carga. A estos se les ponía unas cinchas que a modo de alforjas y con unas especies de sujeciones de madera sujetaban las cajas con las abejas. Al animal en el peor de los casos se le protegía la cabeza con un saco de agujeros para que no le picaran demasiado.

Hoy en día y gracias, muchas veces al ingenio del propio colmenero, el modo de trasladar las colmenas ha cambiado, y mucho. Todas las explotaciones profesionales cuentan hoy día con un camión más o menos grande y casos donde existen dos o más camiones incluso, dependiendo esto de las zonas en las que se mueve el apicultor y por supuesto la cantidad de colmenas de cada explotación. Estos camiones se han dotado últimamente de grúas con gancho y las colmenas se han colocado dentro de una especie de jaulas, de tal modo que el apicultor carga con la grúa las jaulas hasta completar la carga del camión.

Pero esta tarea que bien explicada resultaría muy entretenida, no es nada fácil y de hecho es lo más difícil para las explotaciones Apícolas. Tenemos que tener en cuenta que las abejas hay que trasladarlas por la noche. Entre otros motivos porque es cuando se encuentran todas dentro de cada colmena. El Apicultor Trashumante llega al colmenar al atardecer más bien casi de noche y con sutileza aplica un poco de humo a las piqueras para que las abejas se recojan en el interior de su colmena. A continuación se procede a tapar las piqueras y cualquier agujero que esté a la vista para que la colmena no se estrese y no haya mucha pérdida de abeja en el camino. Seguidamente se coloca el camión entre las colmenas, que recordemos están metidas en jaulas, y poco a poco dependiendo mucho de la maña del apicultor con los mandos de la grúa, se irá cargando el camión hasta completar la carga de este.

Una vez asegurada la carga con cintas y carracas o sogas en algún caso, arrancamos desde el sitio de origen, que bien puede ser Extremadura o el Levante, a tierras más frescas para pasar el verano y parte del otoño, que si acompaña el tiempo recolectaremos las ricas mieles de brezo, quiruela, castaño o roble entre otras.

Después de viajar todo la noche y parte de la mañana, llegaremos a nuestro sitio de destino y cuando nos espabilamos del largo viaje, procedemos a descargar nuestros camiones. Por último y otra vez aplicando humo con nuestro ahumador procedemos a la apertura de las piqueras. Ya están pecoreando nuestras abejas en campos con flora fresca y nueva, asegurando así la supervivencia de la especie la continuidad de nuestra flora y fauna y por supuesto el rendimiento del apicultor.

Recordemos por último la importancia de las abejas para la supervivencia de cualquier tipo de vida, sin polinización no hay vida. No olvidemos que esto se enseña en los colegios.

BUEN VIAJE.

Enrique Canete Del Río.



Share This