
Desde ASAJA Almería, se ha puesto el foco en una problemática que afecta directamente a los agricultores españoles: la falta de armonización en la autorización de sustancias activas en la Unión Europea (UE). Esta disparidad regulatoria sitúa a España en una posición de desventaja competitiva, no solo frente a países terceros, sino también dentro del propio mercado comunitario.
El marco normativo europeo: un sistema fragmentado
La UE establece un marco común para la autorización de sustancias activas en productos fitosanitarios a través del Reglamento (CE) nº 1107/2009. Este reglamento tiene como objetivo garantizar un uso seguro y sostenible de los fitosanitarios, protegiendo la salud humana y el medioambiente. Sin embargo, la implementación de estas normas varía según el país, ya que cada Estado miembro puede aplicar criterios diferentes en función de sus políticas agrarias y ambientales.
Diferencias entre países: el caso de Francia e Italia
Mientras que en España, advierten desde ASAJA Almería, las evaluaciones de riesgos y las condiciones de uso suelen ser más estrictas, otros países como Francia e Italia tienen una política más flexible. Esto se traduce en un acceso más amplio a fitosanitarios clave para la protección de cultivos, lo que les otorga una ventaja competitiva en el mercado.
Algunos ejemplos de esta desigualdad incluyen:
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Acramite 480 SC (bifenazato): mientras que este producto sigue autorizado en Italia y Francia, en España fue retirado del mercado a pesar de su alta eficacia contra la araña roja.
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Fluopyram: autorizado en España, pero con severas restricciones. En cultivos como el fresal, solo se permite un máximo de dos aplicaciones en dos años, además de limitaciones en su uso cerca de masas de agua. En cambio, en Francia e Italia no existen estas restricciones.
Estas diferencias crean un marco regulatorio desigual, afectando la rentabilidad y productividad de los agricultores españoles.
Impacto en la agricultura española
Consecuencias económicas y agronómicas
La falta de armonización en la UE provoca que los agricultores españoles pierdan competitividad en relación con sus homólogos europeos. Algunas de las principales consecuencias incluyen:
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Menor protección frente a plagas y enfermedades, lo que genera mayores pérdidas en cultivos sensibles como los hortícolas, frutales y cereales.
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Aumento de costes al tener que recurrir a alternativas más caras o menos efectivas.
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Reducción del rendimiento y calidad de los cultivos.
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Mayor dependencia de importaciones de productos agrícolas desde países terceros con regulaciones menos estrictas.
Datos y cifras del sector agrario
Para comprender el impacto de esta situación, es clave observar las cifras del sector agrícola en España:
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España es el primer productor de frutas y hortalizas en la UE, con una producción de más de 28 millones de toneladas anuales.
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El sector hortofrutícola representa el 60 % del valor de la producción agraria española.
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En 2024, las exportaciones agrarias superaron los 64.000 millones de euros, de los cuales la UE absorbe el 75 %.
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El uso de fitosanitarios es fundamental en el sector, ya que las plagas pueden reducir la producción en hasta un 40 % si no se controlan adecuadamente.
Petición de una regulación equitativa
Desde ASAJA Almería, se insta a las autoridades europeas a impulsar una armonización real y equitativa en la autorización y restricciones de sustancias activas. La falta de una política común perjudica la competitividad del sector agrícola español y pone en riesgo la sostenibilidad de miles de explotaciones.
Propuestas para mejorar la situación
Para lograr una regulación equitativa, ASAJA propone:
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Unificación de criterios en la UE para la evaluación de fitosanitarios, evitando que cada país tenga normativas dispares.
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Creación de un organismo de control europeo que garantice la aplicación homogénea de normativas.
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Mayor transparencia y rapidez en los procesos de aprobación de sustancias activas.
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Revisión de restricciones injustificadas que afectan negativamente a los agricultores españoles.
Conclusión: una reforma necesaria para la igualdad competitiva
La descoordinación en la regulación de fitosanitarios en la UE es un problema estructural que necesita soluciones urgentes. Mientras que los agricultores franceses e italianos tienen acceso a una mayor variedad de productos, los españoles deben enfrentarse a restricciones más severas, lo que afecta su rentabilidad y competitividad.
La armonización de la normativa no solo es una necesidad para el sector, sino que también garantizará un marco común justo para todos los productores europeos. ASAJA Almería asegura que seguirá trabajando para que la Comisión Europea y el Ministerio de Agricultura atiendan esta demanda y permitan que el sector agrícola español compita en igualdad de condiciones.