La cooperativa Lantmannen, que aglutina a más de 25.000 agricultores y ganaderos, prevé un total de 4,2 millones de toneladas en 2018, la cifra más baja desde 1992.
La cosecha por hectárea está más de un 30 por ciento por debajo del promedio de cinco años. La mala cosecha se debe a un menor número de hectáreas de trigo de invierno sembrado y a una reducción de los rendimientos como consecuencia del calor extremo y la sequía en mayo y junio.
A modo de comparación, la cosecha del año pasado fue de 6,5 millones de toneladas y el promedio de cinco años es de 6,2 millones de toneladas. La cosecha reducida es una gran caída en los ingresos de los agricultores de Suecia y afectará de forma significativa a los ganaderos lácteos de ese país.
El año agrícola 2018 ha sido excepcional en Suecia. El otoño inusualmente húmedo en 2017 significó la siembra de trigo se redujo en un 25% en comparación con el año anterior. Este período húmedo fue seguido por una primavera muy cálica y seca en todo el país.
La baja cosecha esperada también significará Suecia será más dependiente de las importaciones de trigo y pasar de ser un exportador neto normalmente a convertirse en un importador neto. Aunque la situación es similar en toda la zona del Mar Báltico, Suecia es el más afectado.
