Situación “desastrosa” en el campo leonés con los embalses a menos del 25% de capacidad

Agronews Castilla y León

15 de agosto de 2017

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El agua se acaba y las predicciones no anuncian lluvias, al menos, en lo que queda del mes de agosto en la provincia de León. El nerviosismo y la preocupación extrema son los sentimientos que reinan entre los agricultores de la provincia, que está atravesando uno de los mayores problemas del último siglo, según Matías Llorente, secretario general del sindicato UGAL-UPA. Según los últimos datos de la Confederación Hidrográfica del Duero, las reservas de agua son del 24,4%, lo más preocupante está en el embalse de Barrios de Luna que está al 15% de capacidad -47 hectómetros cúbicos, de los 308 totales- y en el de Villameca, al 32% -6,4 hectómetros de 20 que tiene en total-. Los otros dos embalses presentan una situación algo mejor, pero muy por debajo de lo acumulado en años anteriores, así Riaño está al 27% -176 hectómetros, de 651- y el Porma al 26% -85 hectómetros, de 317-.

Actualmente, según Llorente, hay 83.000 hectáreas sembradas de cultivos de primavera pendientes el agua, los riegos por inundación no continuarán a partir de la próxima semana y en los modernizados no se pasará del mes de agosto. En maíz, detalla, hay sembradas 54.000 hectáreas, 6.300 de remolacha azucarera, 6.800 de girasol – “es el único cultivo se se puede salvar” y 4.800 de alubias -se “salvarán las que sean de ciclo corto, el resto no están desarrolladas”-. Una situación que no duda en calificar de “caótica”.

La provincia de León cuenta con 135.000 hectáreas de cultivo, de las que solo 52.000 están modernizadas, es decir, riegan por presión. De estas últimas podrán continuar regando hasta septiembre “solo 4.500 hectáreas de la comunidad de Los Payuelos, 20.000 del Páramo y 12.000 de la Margen Izquierda del Porma”.

“Septiembre o seca las fuentes, o se lleva los puentes”

Aún es pronto para hacer una estimación económica de las pérdidas, Llorente explica que hay que esperar a ver cómo viene la primera quincena de septiembre que “o seca las fuentes o lleva los puentes” para estimar si hay posibilidad de sacar adelante los cultivos o se pierde una parte “importante”.

En las comunidades dependientes de Villameca y Barrios de Luna han dado cuatro riegos por inundación y la próxima semana “se puede acabar el agua en aspersión”. En el caso de los que dependen del embalse del Porma, la inundación tendrá un quinto riego hasta el 31 de agosto “y se pueden salvar los cultivos”.

La guerra del agua

Para explicar la magnitud del problema, Matías Llorente explica que una explotación de unas 105 hectáreas de regadío, le cuesta al agricultor entre 70.000 y 80.000 euros de gastos: semillas, pesticidas, abonado, etc. y ahora “se puede perder todo”. Eso exlica la complicada situación que se vive en la comunidad de regantes del Páramo Alto donde los regantes modernizados están enfrentados a los que riegan por inundación por la falta de agua. En comunidades en las que hay ambos tipos de riego, asegura, “o está muy bien diseñado o es muy difícil controlar a unos y otros porque lo triste es que no se va en contra de la comunidad, sino que se enfrentan los propios agricultores, es uno de los problemas mas serios de estos momentos. La miseria no se puede repartir, la escasez es para todos, está en juego salvar tu explotación para salvar a tu familia”.

Los embalses, cuando termine la campaña, quedarán en los niveles más bajos permitidos, según se acordó en una reunión extraordinaria de la Comisión de Desembalse de la CHD: 2 hectómetros cúbicos en Villameca, 15 en Luna , 50 en Riaño y 45 en el Porma, lo que genera “un problema añadido: o viene un invierno muy crudo de agua y nieve, o el próximo año no habrá para regar”.

El agua que se pierde por la variante de Pajares

Las obras de los túneles que llevarán la Alta Velocidad de León a Asturias horadando la Cordillera Cantábrica han cambiado el curso del agua de los acuíferos que ahora vierten hacia el Principado, en lugar de hacia León como lo habían hecho históricamente. Se calcula que, anualmente, más de 8 hectómetros cúbicos de agua se pierden por esta obra, un agua que, en buena parte llegaría hasta el embalse del Porma. En un año como el actual, “con cinco o seis hectómetros cúbicos más se podría dar un riego más por inundación, que sería el cuarto, y se podría regar por aspersión todo el mes de agosto”.



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