
Bajo el lema “Sin viticultores no hay Rioja”, la organización agraria ARAG-ASAJA ha dado un paso al frente en defensa de los productores vitivinícolas. Con una imagen de campaña que representa el esfuerzo del campo y el orgullo de un sector que lleva cinco campañas consecutivas en crisis, la organización ha presentado sus líneas de acción para los próximos años en el seno del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, justo en pleno proceso de renovación de la Interprofesional del Vino.
La situación que atraviesan los viticultores es crítica. Años de precios bajos, aumento de los costes de producción y una crisis internacional del consumo de vino han dejado un panorama de incertidumbre. Según el presidente de ARAG-ASAJA, Eduardo Pérez, “los viticultores hemos pagado los platos rotos y seguimos haciéndolo pese a nuestro esfuerzo”.
Rentabilidad en jaque: el riesgo de perder el alma de Rioja
El mensaje de ARAG-ASAJA es claro: sin rentabilidad para los viticultores, peligra el futuro de toda la Denominación de Origen Calificada Rioja. Según los datos recogidos por la organización, en los últimos cinco años se ha producido una pérdida acumulada de ingresos por hectárea cercana al 40 %, mientras los costes de producción se han disparado más de un 35 %. En ese contexto, más de 1.500 viticultores han abandonado sus explotaciones, y las previsiones apuntan a que la tendencia continuará si no se revierte la situación.
Por ello, ARAG-ASAJA ha elaborado una batería de medidas que presentará en el Consejo Regulador, entre las que destacan:
-
Limitación de nuevas plantaciones y control estricto de la masa vegetal.
-
Extensión del veto a nuevas autorizaciones de viñedo hasta 2045.
-
Reclamación de la puesta en marcha de la cosecha en verde, como herramienta de control del exceso de oferta.
-
Defensa de un plan de arranque voluntario e individualizado, orientado a reducir excedentes y a equilibrar el mercado.
El arranque voluntario: una medida dolorosa pero necesaria
“El arranque no es una varita mágica, pero sí una herramienta clave para restablecer el equilibrio entre oferta y demanda”, explicó Pérez. En palabras del dirigente, mientras haya exceso de uva, las bodegas tendrán poder para imponer precios bajos. “Si no hay equilibrio, no hay rentabilidad”.
La propuesta de ARAG-ASAJA contempla un plan financiado con fondos europeos y nacionales, que permita al viticultor que desee abandonar el cultivo hacerlo con dignidad, y al que quiera quedarse, beneficiarse de un mercado más justo. No se trata de eliminar viñedo sin más, sino de acompañar al sector hacia un modelo sostenible y rentable.
Defensa de la calidad y trazabilidad del vino Rioja
Otro de los ejes estratégicos de ARAG-ASAJA es la defensa de la calidad y la autenticidad del producto Rioja, un valor diferencial que debe tener un reflejo económico para el viticultor.
Según explicó Alejandro Las Heras, vocal en el Consejo Regulador, la organización ha promovido en los últimos años diversas iniciativas para garantizar la trazabilidad del origen y el control cualitativo del vino. Entre ellas, destaca:
-
La implantación de resonancia magnética nuclear como tecnología puntera para controlar el origen de los vinos.
-
El diseño de nuevos sistemas de control en viñedos, que permitan verificar que los vinos comercializados bajo la marca Rioja se elaboran con uvas certificadas y de calidad.
“El viticultor está haciendo un trabajo extraordinario en campo, y eso debe tener recompensa. No es aceptable que se pague lo mismo por una uva cuidada al detalle que por otra producida sin criterios de calidad”, subrayó Las Heras.
Financiación justa: que pague quien tiene músculo financiero
Uno de los logros recientes de ARAG-ASAJA ha sido reducir al mínimo histórico la aportación económica de los viticultores al presupuesto del Consejo Regulador en 2025, coincidiendo con el centenario de la creación de la Denominación Rioja.
En cifras concretas, la aportación directa de los viticultores al presupuesto pasará de representar el 32 % en 2021 al 9 % en 2025, liberando recursos para quienes más lo necesitan. La organización considera que las bodegas y las administraciones regionales deben asumir el grueso del coste promocional, dada su capacidad económica.
La batalla por la representación: elecciones clave en abril
El proceso de renovación de la Interprofesional del Vino, que dirige el Consejo Regulador, culminará a finales de abril de 2025. En él, 7.523 viticultores riojanos decidirán mediante adhesión cuál será la organización agraria que los representará en el órgano rector.
En los comicios de 2021, ARAG-ASAJA fue la fuerza más votada, con el 54 % de las hectáreas acreditadas y más del 50 % de los apoyos entre viticultores no asociados. La organización obtuvo cinco vocalías en el pleno, ocupadas por Alejandro Las Heras, Igor Fonseca, Ignacio Gil, Ernesto Sáenz y Julio Leza.
Con esos avales y una línea clara de acción, ARAG-ASAJA se presenta como la única alternativa capaz de defender con solvencia y firmeza los intereses del viticultor.
“Ahora más que nunca, ASAJA”
En el tramo final de su intervención, Eduardo Pérez fue contundente: “Ahora más que nunca, ASAJA. Necesitamos una organización responsable, fiable y profesional. Lo hemos demostrado con hechos: hemos salido a las calles, hemos negociado en despachos, y hemos conseguido resultados”.
Pérez recordó que la organización ha liderado movilizaciones solitarias en defensa de la rentabilidad del sector, ha interpelado a políticos y ha sido protagonista en la toma de decisiones dentro del Consejo. “Si los políticos miran para otro lado, nos encontrarán de frente”, concluyó.
Conclusión: Rioja se juega su futuro en el viñedo
La hoja de ruta de ARAG-ASAJA plantea un enfoque integral y realista para devolver la rentabilidad al viticultor, sostener la calidad del vino y garantizar un futuro digno para las nuevas generaciones. Porque, como recuerdan desde la organización, sin viticultores no hay Rioja.