H1: La crisis del sector agrario andaluz y la urgente necesidad de un plan contra la sequía
El sector agrario en Andalucía atraviesa una de sus peores crisis en décadas. Agricultores y ganaderos se enfrentan a la tormenta perfecta: cuatro años de sequía, precios de mercado bajos, competencia desleal y un aumento sostenido de los costos de producción. Además, la nueva Política Agraria Común (PAC) y el Plan Estratégico Nacional del Ministerio de Agricultura han reducido en 500 millones de euros las ayudas al campo andaluz, lo que deja a muchos productores en una situación insostenible.
En este contexto, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía ha hecho un llamamiento urgente al Gobierno, exigiendo la implementación de un plan específico contra la sequía. Entre las medidas propuestas destacan ayudas directas a los afectados, bonificaciones fiscales y una inversión ambiciosa en infraestructuras hídricas.
La sequía en Andalucía: un problema crónico agravado por el cambio climático
La sequía no es un fenómeno nuevo en Andalucía. La región ha sufrido históricamente por la falta de agua, pero la situación se ha vuelto crítica en los últimos cuatro años. Las consecuencias del cambio climático han intensificado los periodos de sequía, afectando gravemente la capacidad productiva del campo andaluz. Según datos recientes de la Junta de Andalucía (agosto de 2024), las provincias más afectadas por la falta de agua son Almería, Cádiz, Málaga y Granada. En estas zonas, varias comarcas enfrentan una situación de sequía extrema, lo que pone en riesgo no solo la producción agrícola, sino también la supervivencia de muchas explotaciones ganaderas.
Entre las áreas más afectadas se encuentran:
- Alto y Bajo Almanzora, Río Nacimiento, Campo de Tabernas y Campo de Níjar en Almería.
- Axarquía, Antequera, Guadalhorce y Serranía de Málaga en Málaga.
- Costa Noroeste y La Janda en Cádiz.
- Baza en Granada.
En estas comarcas, los niveles de agua disponibles para el riego y consumo animal han caído a mínimos históricos, poniendo en jaque la producción de cultivos fundamentales como el trigo, la cebada, el maíz y el girasol, además de aumentar los costos de alimentación animal con productos como la paja y la alfalfa.
COAG exige medidas urgentes y un plan de infraestructuras hídricas
Ante esta grave situación, COAG Andalucía ha reclamado una respuesta inmediata por parte del Gobierno. La organización agraria exige, en primer lugar, la creación de un mecanismo de mantenimiento de rentas que permita a los agricultores y ganaderos profesionales seguir adelante a pesar de las pérdidas económicas ocasionadas por la sequía. Este mecanismo incluiría ayudas directas urgentes y bonificaciones fiscales, dos herramientas clave para asegurar la supervivencia del tejido productivo en zonas rurales que dependen casi exclusivamente de la agricultura y la ganadería.
Además, COAG ha pedido la puesta en marcha de un plan estratégico de gestión hídrica que contemple inversiones a largo plazo para la regulación y reutilización del agua. Entre las infraestructuras que considera imprescindibles se encuentran:
- La construcción de nuevas depuradoras y desaladoras.
- La modernización de los sistemas de riego para hacerlos más eficientes.
- La implementación de tecnologías avanzadas, como el uso de drones para la gestión hídrica.
Estas medidas buscan no solo paliar los efectos de la sequía actual, sino también preparar a la región para futuras crisis hídricas que, según los expertos, serán cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
El impacto económico de la sequía en la agricultura andaluza
El impacto económico de la sequía en el sector agrario andaluz es devastador. Según estimaciones de COAG, las pérdidas para los agricultores y ganaderos en los últimos cuatro años ascienden a más de 1.500 millones de euros. La falta de agua ha reducido significativamente los rendimientos agrícolas, afectando la producción de cereales, forrajes y otros cultivos clave. En cuanto al sector ganadero, la situación es igualmente preocupante, especialmente en la producción de leche de vaca, ovino y caprino, así como en la carne de cerdo ibérico, lechones y tostones.
Uno de los sectores más afectados es el del porcino, con una caída en la producción de carne que ha generado una escasez de productos como los lechones y los tostones. Esto, a su vez, ha encarecido el precio de estos productos en el mercado, afectando tanto a los consumidores como a los productores, que ven cómo los costos de alimentación animal se disparan debido al aumento en los precios de la paja y la alfalfa.
En cuanto a los cultivos, la producción de trigo y cebada ha sufrido una reducción drástica. Los precios de estos cereales han subido debido a la menor oferta, pero los agricultores no se benefician de este aumento, ya que los altos costos de producción y la falta de agua les impiden obtener beneficios. Además, la competencia de las importaciones sin control y la entrada de fondos de inversión que acaparan tierras y agua agravan aún más la situación.
La PAC y la reducción de ayudas al campo andaluz
Otro factor que ha contribuido a la crisis del sector agrario andaluz es la reducción de las ayudas de la PAC (Política Agraria Común). El nuevo plan estratégico del Ministerio de Agricultura, dirigido por Luis Planas, ha recortado 500 millones de euros en ayudas directas a los agricultores y ganaderos de Andalucía. Este recorte, unido a la falta de precios justos en el mercado y al aumento de los costos de producción, deja a muchos productores en una situación económica insostenible.
Además, la entrada de fondos de inversión que acaparan tierras, agua y ayudas está desplazando a los pequeños y medianos agricultores. Estos fondos, que operan con grandes cantidades de capital, no solo monopolizan los recursos, sino que también generan una competencia desleal al acceder a las mismas ayudas y subsidios que los productores locales, pero con una capacidad mucho mayor para absorber los costos.
H2: El futuro del sector agrario andaluz
El futuro del sector agrario en Andalucía depende en gran medida de la capacidad del Gobierno y las instituciones europeas para atender las demandas del sector. Las inversiones en infraestructura hídrica, la modernización de los sistemas de riego y la implementación de tecnologías avanzadas son esenciales para hacer frente a la sequía y garantizar la sostenibilidad del campo andaluz. Sin embargo, sin un apoyo financiero adecuado y sin un compromiso firme por parte del Gobierno, muchos agricultores y ganaderos podrían verse obligados a abandonar sus explotaciones, lo que tendría consecuencias desastrosas para la economía rural y el abastecimiento de alimentos.
COAG Andalucía seguirá presionando para que se tomen medidas concretas, pero el tiempo apremia. Si no se actúa pronto, la crisis agraria podría agravarse aún más, poniendo en peligro no solo la producción alimentaria, sino también la supervivencia del medio rural andaluz.