Bajo el lema “Si robas castañas nos robas el monte”, SEO/BirdLife, en colaboración con la Fundación Biodiversidad, ha puesto en marcha una campaña informativa a través de redes sociales. Esta iniciativa, enmarcada en el proyecto Montes Vivos, tiene como objetivo erradicar los hurtos de castañas en las sierras de Andalucía, ya que esta práctica pone en riesgo la rentabilidad de las explotaciones y, con ello, la conservación de los castañares.
La importancia ecológica y económica de los castañares
Los bosques de castaños no solo conforman un paisaje de gran belleza en las sierras andaluzas, sino que además tienen un valor ecológico incalculable. Estos ecosistemas, gestionados por familias que han heredado las técnicas tradicionales, ofrecen numerosos servicios ecosistémicos, como el secuestramiento de carbono, la estabilización climática local, la regulación hídrica y el control de la erosión. Además, proporcionan importantes beneficios para la salud, la economía local y la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, la sostenibilidad de los castañares depende en gran medida de la rentabilidad económica de sus frutos, algo que está siendo amenazado por el aumento de los robos de castañas durante la temporada de recolección, especialmente con la llegada del turismo otoñal.
El turismo y el desconocimiento, factores clave en el aumento de los robos de castañas
El otoño es una de las estaciones más esperadas en las sierras de Andalucía, cuando los paisajes se tiñen de tonos rojizos y ocres que atraen a miles de turistas cada año. Espacios naturales como el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en Huelva, y el Valle del Genal, en Málaga, son algunos de los destinos más concurridos. Sin embargo, esta afluencia masiva de visitantes ha generado un problema cada vez más frecuente: el robo de castañas.
Según un estudio de percepción realizado por SEO/BirdLife, en el marco del proyecto Montes Vivos, el 49 % de las personas que recogen castañas en espacios naturales no saben que se trata de parcelas privadas. La recolección de castañas para consumo personal, que muchos consideran inofensiva, perjudica gravemente los intereses económicos de las familias propietarias de estos terrenos. El proyecto busca concienciar sobre este problema mediante una campaña informativa bajo el lema “Si robas castañas nos robas el monte”.
La voz de los productores locales
Arturo Martínez, presidente de la Cooperativa Castañera Serrana en Galaroza, Huelva, destaca que el problema se agrava en aquellas zonas con más caminos rurales, ya que son las más accesibles para los turistas. «En otoño, el turismo crece exponencialmente, sobre todo personas de las ciudades cercanas, y es en estas áreas donde más hurtos se registran», afirma.
Por su parte, Catalina Chicón, presidenta de la Cooperativa de Segundo Grado Castañas Valle del Genal, en Pujerra, Málaga, comenta que muchas personas no son conscientes de que las castañas tienen propietarios. «La gente sale a hacer senderismo y se lleva bolsas de castañas, muchos me han preguntado incluso cuál es la mejor ruta para recogerlas», comenta. La situación llevó a los productores locales a presionar al Ayuntamiento de Pujerra, que finalmente instaló carteles informativos para concienciar a los visitantes sobre la prohibición de la recolección.
El problema del robo organizado
Si bien la mayoría de los hurtos son cometidos por turistas desinformados, otro problema grave es la aparición de grupos organizados que se dedican al robo de castañas para su venta clandestina. Estos grupos aprovechan la alta demanda en los mercados locales para lucrarse a costa del trabajo y esfuerzo de los agricultores.
Según el estudio de Montes Vivos, el 76,6 % de las personas encuestadas afirman no haber visto ninguna señalización que prohibiese la recolección de castañas, lo que agrava aún más el problema. La falta de información adecuada y el crecimiento del turismo han convertido este delito en una amenaza real para la supervivencia del castañar como cultivo tradicional.
Consecuencias para el medio ambiente y la economía
El impacto del robo de castañas no solo se limita a la economía de las familias serranas. Los castaños son fundamentales para la biodiversidad, pues su presencia contribuye a mantener los ecosistemas forestales. Si estos robos continúan afectando la rentabilidad de las explotaciones, muchas de estas familias podrían verse obligadas a abandonar sus tierras, lo que llevaría a un deterioro del paisaje y a la pérdida de hábitats naturales.
Candela González, técnica de SEO/BirdLife en el proyecto Montes Vivos, explica que «los castañares no solo aportan un fruto muy apreciado, sino que también desempeñan un papel crucial en la estabilización climática, la regulación hídrica y la biodiversidad«. Además, señala que el abandono de estas tierras podría aumentar los riesgos de erosión y reducir la capacidad de secuestrar carbono, lo que afectaría negativamente al clima local y a la calidad del aire.
El proyecto Montes Vivos de SEO/BirdLife : una iniciativa para preservar los castañares
El proyecto Montes Vivos, liderado por SEO/BirdLife y financiado por la Fundación Biodiversidad, tiene como objetivo favorecer la biodiversidad y la sostenibilidad de los castañares, al tiempo que impulsa la bioeconomía y el empleo local. Este proyecto se desarrolla en varias comunidades autónomas de España, incluyendo Andalucía, Galicia, Asturias, Navarra y el País Vasco.
La iniciativa busca promover una gestión sostenible de los bosques de castaños y avellanos, manteniendo sus funciones productivas, sociales y ambientales. Entre sus principales acciones se incluyen la educación ambiental y la creación de estrategias para fomentar la conservación de estos ecosistemas, garantizando su viabilidad económica y ecológica a largo plazo.
La colaboración ciudadana, clave para preservar los castañares
La conservación de los castañares en las sierras de Andalucía no solo depende del trabajo de los agricultores, sino también de la colaboración ciudadana. La campaña «Si robas castañas nos robas el monte» es un llamamiento para que todos respetemos estos valiosos ecosistemas y apoyemos a los productores locales.
Solo a través de la concienciación y el respeto por la propiedad privada podremos garantizar que los castañares continúen proporcionando beneficios ecológicos, económicos y sociales a las generaciones futuras.