El Senado francés decidió ayer, 12 de abril, por unanimidad declarar al vino, los viñedos y los territorios vitícolas como parte del patrimonio cultural, gastronómico y paisajístico nacional.
La iniciativa fue planteada desde 2012 por varios legisladores, quienes argumentaron que ese tradicional producto galo contribuye a difundir el nombre del país en todo el mundo, además de dar un importante aporte a la economía.
Esta la decisión se tomó durante las discusiones de la nueva Ley de Agricultura, ya adoptada con anterioridad por la Asamblea Nacional.
La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura declaró como patrimonio de la humanidad a la gastronomía francesa, de la cual el vino forma parte, así como a los viñedos de Burdeos y Borgoña.
El cultivo de la uva y las tecnologías de la elaboración de la bebida están presentes en más de 60 departamentos del país y sus paisajes atraen a unos siete millones y medio de visitantes al año.
De acuerdo con el senador Roland Courteau, «el vino expresa un patrimonio vivo, está presente en la cultura, la literatura, así como también en la gastronomía, el paisaje, la arquitectura y la economía, además de generar cientos de miles de empleos»