Aunque los datos ofrecidos por la Consejería de Agricultura y Ganadería parece que abren una puerta a la esperanza, lo cierto es que las cifras históricas que se pueden recoger en relación al cultivo de la remolacha en Castilla y León desde la puesta en marcha de la nueva Organización Común de Mercado del Azúcar aprobada en 2005 y que comenzó a funcionar en la campaña siguiente son realmente «alarmantes» pues la región ha perdido más del 50 por ciento las hectáreas que dedicaba a este cultivo, pues pese al repunte de la campaña actual, se ha pasado de 53.420 hectáreas del citado año a las 26.109 actuales.
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Esta raíz ha vivido una profunda reconversión, al igual que ha sucedido en otros sectores agrícolas y ganaderos, que se plasma por ejemplo en el cierre de 10 azucareras entre 1992 y 2008, a saber la primera en clausurarse en ese periodo fue la de Santa Elvira en León, a la que que siguió la de Aranda de Duero en el 1994, la de Santa Victoria en Valladolid en el 1997, dos «cayeron» en el 98 las de Venta de Baños en Palencia y la de Veguellina en León, en 2001 la de Salamanca, en 2003 las de Monzón en Palencia y Benavente en Zamora, en 2007 la que ACOR tenía en Valladolid y finaliza este rosario de cierres el 2008 con la de Peñafiel. Lógicamente, todas estas clausuras fueron provocando el paulatino abandono de este cultivo en las áreas de influencias de las molturadoras mientras que la remolacha se concentraba en las zonas en las que se mantenían abiertas la azucareras.
Sin embargo, la caída de hectáreas se acelera a partir de la aprobación de la reforma de la política comunitaria relacionada con el azúcar a partir de 2006 como consecuencia de una reducción paulatina del precio base de la remolacha en un 45 por ciento desde los 48,19 euros por tonelada iniciales hasta los 26,29 € a los que se llegaba en la campaña 2009/2010 y que ya se fijaban como definitivo, descenso del valor de la tonelada que sólo se compensaba parcialmente, en un 64 por ciento aproximadamente, por las ayudas ofrecidas por las distintas administraciones públicas.
Con este panorama la respuesta de los agricultores ha sido ir abandonando paulatinamente este cultivo. Valladolid, la provincia más remolachera de Castilla y León, ha visto como entre el año 2005 y la campaña actual, perdía casi la mitad de la superficie que se dedicaba a él para quedarse en las 7.816 has que se han sembrado en la 2014/2015; Palencia, que ha perdido sus dos azucareras en esta reconversión, ha visto como sus agricultores dejaban de sembrar 4.675 hectáreas de remolacha, el 68,1 por ciento de las que lo hacían al inicio de este periodo; en porcentajes similares se mueven tanto Salamanca que ve como la superficie destinada a la remolacha se ha reducido un 66 por ciento, lo que suponen 3.348 hectáreas menos como Burgos con una merma del 62,8 por ciento, que representan 3.030 hectáreas.
León, Zamora y Ávila son las provincias que «mejor» han soportado esta situación. La primera aprovechando la modernización de regadíos y la disponibilidad de agua ha sido la zona en la que menos se ha notado esta disminución, con una caída de la superficie de «sólo» el 31 por ciento, con una merma que ronda las 2.644 hectáreas; más de 2.062 hectáreas ha perdido Zamora, el 41 por ciento de la superficie que dedicaba a este cultivo en 2005 y en un porcentaje muy similar ha caído en Ávila con 1.423 hectáreas menos.
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Nacho Falces
