El Consejo Regulador de la DOCa Rioja ha calificado como “Muy Buena” la cosecha de 2022 durante la sesión plenaria celebrada, recientemente, en su sede. Esta valoración ha sido ratificada por el Pleno tras un exhaustivo y riguroso proceso de análisis de un total de 5.102 muestras. Esta cifra, superior a la del año anterior (5.025) sigue creciendo debido a la mayor separación de las elaboraciones en bodega y, especialmente, por una gestión diferenciada por variedades.
En línea con el alto nivel de exigencia que la DOCa Rioja aplica a sus procesos de certificación, su sistema de calificación de añada también es de los más rigurosos de cuantos existen, contando con un panel de cata de 120 profesionales. Cada una de las muestras de vino es catada por 5 jueces, lo que supone emitir más de 25.500 valoraciones sensoriales. El objetivo último es buscar y poder garantizar la máxima autenticidad a consumidores y profesionales.
Precisamente en esa línea, este año ha culminado el proyecto para el Panel de Cata del Consejo Regulador, desarrollado de la mano del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) que implanta una nueva metodología de control de calidad sensorial para los vinos de la Denominación y dota de mayor capacitación y cualificación a los integrantes del Panel, que se incrementan hasta los 170 profesionales.
Durante la sesión plenaria se ha hecho balance de la cosecha, ensalzando la gran calidad de los vinos y destacando su marcada definición territorial que ha sido más acusada esta campaña por las condiciones climáticas tan diferentes en las que se desarrolló la fase de maduración. “El balance de la campaña hace recordar lo exigentes que fueron las condiciones meteorológicas para el viñedo, donde se dio un ciclo vegetativo muy rápido, con un acortamiento entre los estados fenológicos, con altas temperaturas desde mayo hasta el final del ciclo, y una escasez de precipitaciones que no varió hasta el mes de agosto. Estas condiciones propiciaron la ausencia de enfermedades fúngicas, lo que conllevó a unas extraordinarias condiciones sanitarias durante todo el ciclo”, detalló Pablo Franco, director del órgano de Control del Consejo Regulador de la DOCa en su informe. Destaca lo prematuro que fue el inicio de esta vendimia (10 de agosto) y lo extensa, teniendo una duración de 88 días.
En relación con los valores analíticos, los vinos tienen una graduación alcohólica moderada, menor que los últimos años, y su pH y acidez total se muestran en valores similares a los habituales en las recientes cosechas, destacando el Índice de Color y el de Polifenoles Totales, que son más elevados, de donde analíticamente los vinos presentan valores de muy buena calidad.
Por colores, la valoración sensorial es muy positiva. Los vinos tintos destacan por la buena intensidad de su color y una adecuada intensidad aromática, sobresaliendo la gama de fruta negra, y sorprendiendo su frescor. En boca destaca su alta carga polifenólica, lo que les confiere un relevante potencial enológico apoyado por unos taninos finos e intensos, lo que hace, si bien no de un modo generalizado, que esos vinos se puedan llevar a buenos envejecimientos. En suma, son vinos equilibrados con buen grado de maduración, con ausencia de verdores y adecuada estructura que hace que sean muy fluidos y agradables de beber. Por su parte, tanto blancos como rosados están evolucionando adecuadamente; son vinos con una correcta definición aromática y una sorprendente frescura que hace que sean muy armónicos.
Por todo ello, la conclusión es la valoración de la añada como “Muy Buena” en la que particularmente procede destacar que los vinos de guarda tienen un potencial muy alto, cuyo seguimiento y reevaluación cuando salgan al mercado dará un resultado sobresaliente.