
La Unión Europea ha dado un paso importante en la protección del patrimonio agroalimentario español al registrar oficialmente la Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Queso de Burgos”, publicada en el Diario Oficial de la UE el 10 de septiembre de 2025. Con esta incorporación, España alcanza un total de 222 figuras de calidad diferenciada entre Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) e IGP, consolidándose como uno de los países europeos con mayor número de productos amparados.
Un queso con historia y arraigo
El “Queso de Burgos” es uno de los productos lácteos más emblemáticos de Castilla y León y el único queso con nombre geográfico reconocido en España. Su vinculación con la provincia de Burgos se remonta al siglo XVIII, cuando comenzó a ganar reputación en los mercados locales y nacionales.
Su fama se debe tanto a la calidad de la materia prima como a la tradición en la forma de elaborarlo, lo que le ha permitido convertirse en el queso fresco tradicional más consumido en España.
Características del Queso de Burgos
El queso protegido por esta nueva IGP se caracteriza por:
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Sabor: suave, láctico y con un ligero toque dulce.
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Textura: aspecto húmedo, sin corteza, con superficies lisas que pueden presentar marcas de paño.
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Forma: cilíndrica, con color blanco o ligeramente amarillento.
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Proceso de elaboración: coagulación enzimática de leche entera, fresca y natural, pasterizada, procedente de vaca y oveja.
En función del porcentaje de leche de oveja utilizado, se reconocen tres categorías:
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Queso de Burgos: con un 5-10 % de leche de oveja.
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Queso de Burgos Selecto: entre un 11 y un 30 %.
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Queso de Burgos Supremo: con más del 30 %.
Tradición y métodos de producción
Aunque su receta original se elaboraba sólo con leche de oveja, hoy en día se utiliza una mezcla de leche de vaca y oveja, reflejando la evolución de la ganadería en la cuenca del Duero. La aportación de la oveja se debe al aprovechamiento histórico de los pastos y rastrojos de la región, donde el ganado ovino de doble aptitud (carne y leche) ha sido fundamental para la economía rural.
El método de producción mantiene técnicas tradicionales que lo diferencian de otros quesos frescos:
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No se aplica ultrafiltración, práctica moderna extendida en la industria.
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No se utilizan coagulantes de origen vegetal.
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La cuajada no se prensa, lo que permite una mayor sensación de frescura y la aparición de pequeñas oquedades, rasgo característico del producto.
Estas particularidades confieren al “Queso de Burgos” una identidad única, difícil de replicar en otros lugares y clave para su reconocimiento europeo.
Un símbolo gastronómico de Castilla y León
El registro de esta IGP no solo refuerza la posición del “Queso de Burgos” en el mercado, sino que también protege su
origen y autenticidad frente a imitaciones. La vinculación entre el producto y su territorio es inseparable, lo que contribuye a preservar la identidad gastronómica española y a promover el desarrollo económico de la provincia de Burgos.
Su inclusión dentro de las políticas europeas de calidad agroalimentaria es también una garantía para los consumidores, que pueden identificar el queso en el mercado con el sello de calidad diferenciada.
Un paso alineado con la Estrategia Nacional de Alimentación
El reconocimiento del “Queso de Burgos” como IGP se enmarca en la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA), aprobada por el Gobierno de España a comienzos de 2025. En particular, responde a la medida 13.11 del desafío 3, orientada a preservar y fortalecer la identidad gastronómica de España.
De esta forma, el caso del “Queso de Burgos” se convierte en un ejemplo de cómo las políticas públicas, tanto nacionales como europeas, pueden actuar de palanca para consolidar el valor cultural, económico y social de un alimento tradicional.
Impacto en el sector lácteo y en los consumidores
El reconocimiento como IGP implica beneficios directos para ganaderos, queseros y distribuidores:
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Refuerza la competitividad del producto en los mercados nacional e internacional.
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Asegura un precio más justo para los productores, al destacar su valor añadido.
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Protege a los consumidores, que reciben una garantía de calidad, origen y autenticidad.
Además, consolida a este sello de calidad como un referente dentro del sector lácteo español, donde la innovación convive con el respeto a la tradición.
Conclusión
La IGP “Queso de Burgos” representa un hito para la gastronomía española y para la provincia de Burgos. Su registro por parte de la Unión Europea supone un reconocimiento internacional a su calidad y autenticidad, al tiempo que ofrece nuevas oportunidades de crecimiento para los productores.
En un país con 222 productos DOP e IGP, el caso del “Queso de Burgos” destaca por su singularidad, historia y valor cultural. Este sello no solo garantiza el respeto a la tradición, sino que proyecta al producto hacia el futuro, reforzando su posición como el queso fresco más emblemático y consumido de España.










