La reciente tormenta Kirk ha provocado estragos en la agricultura gallega, dejando a su paso una estela de daños que ascienden a unos 69 millones de euros en pérdidas. Según las primeras estimaciones del Sindicato Labrego Galego (SLG), 19.325 hectáreas de cultivos forrajeros han sido afectadas, lo que se traduce en la pérdida de aproximadamente 870 millones de kilos de producción. Esta situación ha suscitado un clamor por parte de los agricultores, quienes exigen respuestas rápidas y efectivas de las administraciones públicas.
La falta de respuesta administrativa
A pesar de la magnitud de la tragedia, las autoridades locales han sido criticadas por su falta de acción. María José Gómez , concejala de la zona, ha sido señalada por ignorar la situación y por el manejo deficiente de los seguros de cultivos.
«Es indignante que, con millas de hectáreas de producción de alimentos inundadas, la administración mire para otro lado, ocultando que el asegurado no es indemnizable», afirma Isabel Vilalba, secretaria general de Lourenzá y agricultora. Esta crítica resalta la falta de compromiso de las autoridades con el sector productivo, exacerbando las dificultades económicas que enfrentan los agricultores gallegos.
La situación financiera de estos productores es complicada. Muchos enfrentan altos porcentajes de endeudamiento , precios bajos por sus productos y costos elevados en seguros que deben contratar para proteger su inversión. Vilalba menciona que estos costos pueden llegar a ser varias millones de euros al mes , lo que hace inviable la contratación de seguros para daños puntuales.
Datos alarmantes sobre la asegurabilidad
De acuerdo con los datos de Agroseguro , en Galicia están aseguradas 14.200 hectáreas de forrajes, de las cuales solo 3.783 hectáreas están efectivamente aseguradas. Sin embargo, la región cuenta con unas 74.000 hectáreas de cultivos forrajeros, lo que implica que la gran mayoría de los cultivos no están cubiertos por ningún tipo de seguro. Ana Rodríguez , ganadera de leche y economista, señala que esto se debe a que las explotaciones lecheras enfrentan costos de seguro muy elevados durante todo el año, junto con precios de leche que son los más bajos de todo el Estado. Esta combinación de factores crea un entorno donde es difícil asegurar las cosechas.
Rodríguez también alerta sobre las implicaciones de no poder cosechar el maíz debido a los daños, señalando que esto pone en peligro la alimentación del ganado para el próximo año. «No solo es un problema no poder recolectar el maíz, sino que también compromete el momento de sembrar el pasto», advierte.
Impacto en otros cultivos
La situación no es exclusiva de los forrajes. En la región de Limia, por ejemplo, se dedican alrededor de 5.000 hectáreas a la producción de patatas , pero solo se han reportado 100 hectáreas a Agroseguro . «El seguro de patatas suele ser caro, y muy pocas explotaciones contratan este seguro, salvo que tengan compromisos de un plan de incorporación o de mejora», explica Anxo Pérez , coordinador del SLG en la región.
Un llamado a la acción
Desde hace semanas, el Sindicato Labrego Galego ha estado recopilando datos de los daños a lo largo del país y animan a los agricultores a reportar cualquier otro daño significativo. Esta información será trasladada a la Conselleria de Medio Rural de la Xunta de Galicia, lo que podría ayudar a construir un panorama más claro sobre la magnitud de la crisis.
Los fenómenos meteorológicos extremos, vinculados al calentamiento global , son cada vez más frecuentes. La SLG ha solicitado al Ministerio de Medio Rural la creación de una Mesa de Trabajo sobre Cambio Climático que permita abordar esta situación de manera holística. «Es necesario que las administraciones asuman su responsabilidad y establezcan medidas permanentes que les permitan actuar de forma inmediata», reiteran.
Afectación de la producción hortícola
Los cultivos de huertas, así como los frijoles y las patatas , han mostrado una fuerte afectación. Las imágenes de fincas dañadas en los primeros días se han visto complementadas por la confirmación de pérdidas en las semanas siguientes, cuando fue posible acceder a los terrenos. «No solo hablamos de la climatología, sino también de plagas como la lombriz de las praderas y la aparición de mosquitos vectores de enfermedades como la EHE o la lengua azul «, destacando desde el sindicato, advirtiendo sobre la necesidad de una mayor investigación pública en este ámbito para desarrollar prácticas agrícolas más resilientes.
Apoyo económico urgente
El SLG ha vuelto a solicitar a la Conselleria de Medio Rural la activación de una línea de ayudas que permita a las explotaciones hacer frente a las pérdidas tanto inmediatas como a medio plazo. Esta línea de apoyo sería crucial para mitigar los efectos del desastre y asegurar la viabilidad de las explotaciones afectadas.
Declaración de zona catastrófica
Finalmente, se insiste en la necesidad de que la Xunta de Galicia inicie el procedimiento para solicitar la declaración de zona catastrófica en las comarcas más afectadas. Esta declaración facilitaría la movilización de recursos para ayudar a los agricultores a recuperarse de las pérdidas sufridas.
Conclusión
La tormenta Kirk ha puesto en evidencia las vulnerabilidades del sector agrícola gallego, revelando la necesidad urgente de políticas más efectivas y medidas de protección ante fenómenos meteorológicos extremos. La falta de seguros adecuados y el costo elevado de los mismos se suman a un contexto económico ya precario para los agricultores. Por lo tanto, es crucial que tanto las administraciones locales como el gobierno central trabajen en conjunto para desarrollar estrategias que no solo atiendan la crisis actual, sino que también preparen al sector para los desafíos futuros.