Pedro Narro, de EuropaBio: “No creo que la UE se plantee cambiar nuestras disposiciones en materia de OGMs a través de acuerdos comerciales como Mercosur”

Berta Redondo

17 de noviembre de 2017

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Biotecnología médica, biotecnología industrial y agricultura biotecnológica. Son los tres ámbitos de actividad de EuropaBio, la Asociación Europea de Bioindustrias que, en el caso del sector agroalimentario, se dedica una de sus aplicaciones más importantes: los organismos genéticamente modificados (OGMs). De este tema sabe mucho el español Pedro Narro, Responsable de Asuntos Públicos de agricultura biotecnológica en EuropaBio.

– Biotecnología y agricultura… ¿Por qué tanta polémica?

Efectivamente, es un aspecto muy controvertido y polémico. Las razones para explicar esta controversia son muy complejas pero yo diría que el sector de los OGMs ha sido uno de los primeros sectores en el ámbito de la alimentación que ha tenido que enfrentarse a la posverdad, una cuestón que está muy de actualidad por el Brexit, Trump o el nacionalismo en España. Pero ya desde los años 80 esa posverdad, esa desinformación y campañas del miedo llevadas a cabo por algunas ONGs se focalizaron en los OGMs creando en el ciudadano una percepción negativa hacia estos productos. También ha generado que algunas decisiones del ámbito político, en vez de estar basadas en la ciencia y el conocimiento, se han basado en decisiones políticas, éticas o morales.

– En una entrevista publicada recientemente por el portal de noticias Euractiv, el vicedirector general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Daniel Gustafson, aseguraba que las exigencias de la producción alimentaria mundial del futuro pueden obtenerse sin los OGM, “aunque no se deberían eliminar los numerosos beneficios que pueden proporcionar las biotecnologías para lograr la sostenibilidad alimentaria a largo plazo”. ¿Cuáles son esos beneficios?

En primer lugar, y antes de hablar de los beneficios, diría que la biotecnología o los OGMs no son la única solución para los problemas del mundo como el hambre. Es solamente un instrumento más que se puede poner en manos de los agricultores para enfrentarse a ese desafío.

Los beneficios de la biotecnología agrícola son claros y no solo se centran en el aumento de los rendimientos, éste ha sido uno de los grandes errores. Si preguntamos a los miles de agricultores que en España están cultivando la única variedad autorizada (el maíz BT), nos dirán que los beneficios de utilizar un OGM como el maíz van más allá de aumentar los rendimientos: les ayuda a reducir el nivel de micotoxinas y el uso de pesticidas, ayuda a ahorrar agua, a usar menos suelo y, en definitiva, a gestionar mejor los recursos naturales y enfrentarse en mejores condiciones a todos los desafíos del cambio climático. Es uno de los ámbitos más desconocidos y por eso me gustaría incidir en que la agricultura biotecnológica significa hacer un uso sostenible de los recursos naturales como agua, suelo y energía.

También hay que destacar la reciente iniciativa de más 110 premios Nobel que redactaron una carta abierta dirigida a Greenpeace pidiendo por favor que no negara los beneficios fundamentales que los OGM podían otorgar a favor de los países menos desarrollados.

– Sin embargo, numerosas zonas europeas se han declarado en la última década “Zonas libres de transgénicos” e incluso países como Alemania, Francia, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo, Polonia y Bulgaria han prohibido el cultivo del único tipo de máiz modificado genéticamente del que la UE permite su cultivo comercial. ¿Cuáles son los riesgos de estos tipos de cultivos?

No existe absolutamente ningún riesgo respecto a la seguridad de un OGM. Seguramente, un producto modificado genéticamente es sometido a unos controles más estrictos de seguridad: se comprueba que no tenga ningún efecto perjudicial en la salud de las personas ni en el medio ambiente o los animales. Así lo ha dicho la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) en muchísimas ocasiones y siempre ha señalado, me gustaría recalcarlo, que los productos genéticamente modificados son tan seguros como un producto convencional. En esto hay un consenso científico, por lo tanto el debate no es sobre la seguridad de los OGMs o su impacto en el medio ambiente, es más un debate ético e ideológico sobre el modelo de agricultura.

Es verdad que en España solo se puede producir una variedad de maíz transgénico y que otros estados miembros han decidido prohibir el cultivo de OGMs. Pero de forma simultánea, la UE importa casi 60 productos genéticamente modificados (variedades de maíz, algodón o soja por ejemplo) para alimentar al ganado europeo. Todos los estados miembros de la UE importan soja modificada genéticamente: cada año la UE importa 35 millones de toneladas de soja transgénica. Por lo tanto, respecto a las importaciones, todos los países siguen utilizando un producto que para ellos es fundamental, a pesar de que a veces estas mismas autoridades comunican lo contrario a sus ciudadanos. Con estas decisiones lo que hacen es generar una percepción contraria porque la prohibición de los 19 estados miembros de cultivo de OGMs en ningún caso se debe a razones científicas o de seguridad. Han basado esta prohibición en consideraciones políticas, y eso no llega al ciudadano.

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* Para saber más sobre el volumen de importaciones de soja transgénica de cada miembro de la UE y su postura sobre los GMOs haz click aquí.

– Esta percepción negativa de los OGM influye también en la firma de tratados como el TTIP o el CETA…

En el caso del TTIP, denotó la hipocresía de muchas discusiones sobre los OGMs: hemos visto hasta el último momento como algunas asociaciones medioambientales o movimientos antiglobalización han señalado que este tratado abriría las puertas de Europa a la entrada de OGMs sin ningún tipo de control. Sin embargo nadie ha dicho que, desde el primer momento, EU y EEUU acordaron no discutir sobre la biotecnología agrícola en el TTIP. Entendieron que era un tema sensible y decidieron desde el primer momento apartarlo de las negociaciones. Aun así, en estas campañas anti-TTIP una de las cuestiones que más se oían era el tema de los OGMs.

– Con Mercosur pasa lo mismo, se habla mucho por ejemplo de la soja transgénica argentina… ¿Cambiará la UE su posición en este caso ?

La UE entiende que el ciudadano europeo no tiene la misma consideración sobre los OGMs que se puede tener en otros países del mundo. En el caso de la soja casi el 95% de su cultivo en todo el mundo es transgénico, por lo tanto en países como Argentina, EEUU, Canadá o Brasil no existe este debate porque llevan cultivándolo casi 30 años. Entiendo que la UE en cualquier tipo de acuerdo comercial no vaya a modificar su sistema, aunque también entiendo que aquellos países con los que negocia exijan cierta estabilidad en la legislación, es decir, que la normativa en materia de OGMs no sea cambiante y que se base en la ciencia. Eso pueden ser reivindicaciones generales, pero no creo que la UE a través de estos acuerdos comerciales se plantee cambiar nuestras disposiciones en materia de OGMs.

– Hablas de desinformación, ¿cómo lucháis contra ello desde EuropaBio?

Eso es principalmente nuestro cometido a día de hoy: más que defender puntualmente un producto lo que defendemos es que la UE, a la hora de tomar decisiones y poner en marcha una determinada legislación, tenga en cuenta diferentes factores como la ciencia. Que sea un sistema que se base en la evidencia y que las decisiones, en vez de adoptarse simplemente siguiendo consideraciones políticas o éticas que son cambiantes, escuchen a los expertos y se basen en la ciencia. Por eso defendemos también que la UE crea en esa serie de organismos europeos que defienden la ciencia, que trabajan para eso. Pensamos que la UE tiene que hacer más para que se genere credibilidad y confianza y para que estas agencias comuniquen más, actualmente su voz está muy limitada.

¿Qué intentamos hacer nosotros? Somos una asociación europea en un ambiente complejo donde los hechos, a veces, importan poco. Lo que intentamos es comunicar, no rehuir el debate, intentar siempre aportar datos científicos e intentar luchar contra la falta de información en aspectos complejos como estos para luchar contra aquellas campañas que buscan conseguir miedo y alarma y que no están justificadas.

EuropaBio y la Fundación Antama han editado la "Guía Práctica sobre Políticas y cultivos MG en la UE". 
Haz click en la imagen para consultarla.

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