La patata se ha convertido en un elemento esencial en la gastronomía española. Un producto que ha sufrido poco, dentro del año que se ha vivido, las circunstancias de producción y la adversa climatología con numerosas olas de calor y escasas lluvias. Sin embargo, la Interprofesional de la Patata de Castilla y León ha avisado sobre un nuevo factor que podría afectar a su futuro: las condiciones del lavado de patata.
En Francia, cerca del 15 por ciento de productores de lavado de patata se han perdido en todo el país ante los “estrictos” requisitos que se les solicitan: “Se van a la industria porque allí no se piden tantos o se valoran otros aspectos como la calidad de la propia patata”, explica Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Productores de Patata de Castilla y León en declaraciones a Agronews. De hecho, pone un ejemplo: “Allí no se busca que sea más o menos blanca la patata sino que pueda ser buena en su cocinado, que es lo importante”.
Una preocupación que le han transmitido sus homólogos franceses en las últimas semanas y que podría llegar a España a medio plazo y que no traería, paradójicamente, un descenso de la patata de lavado sino la pérdida del nicho de mercado: “El consumidor se irá a la patata de industria si no la encuentra aquí pero, ojo, esa no se produce en España ni en Europa sino en otros países como Canadá, Estados Unidos o Australia” advierte. En otras palabras, se podría perder el mercado pero no el consumidor.
Un problema “serio” el de la excesiva firmeza en el lavado fino que podría terminar de colmar la paciencia de los agricultores también aquí. En el país galo ya han empezado a llevar a cabo distintas acciones para revertir la situación y se están realizando promociones con chefs de renombre que dan importancia a la patata que no pasa por este proceso: “Ya no se va a la belleza sino a la calidad, de hecho muchas de ellas se comercializan en cajas y no en bolsas para que se valore más el contenido”, explica Arroyo.
Por eso, desde la Asociación han pedido un mayor cuidado al productor por parte de los organismos que elaboran este tipo de normativas y una mayor concienciación en todos los componentes de la cadena para que ambos tipos de patata puedan convivir sin que eso termine lastrando una parte de la producción en la que “todos pierden”.