
Hasta el próximo 10 de septiembre los productores de lúpulo del sur de Europa cuentan con una autorización especial para la utilización de un fungicida que les permite combatir el ataque del ‘oídio’ que afectaba, de manera desigual, a las fincas lupuleras en el entorno del río Órbigo, en León (https://www.agronewscastillayleon.com/productores-leon-lupulo/).
Según explica Javier Fraile, técnico de Lúpulos León, en primavera tuvieron “bastante desarrollo” de mildiu y, con el calor del verano “se está desarrollando el oídio desde hace semanas”. A combatirlo “ayuda” la autorización excepcional que ha dado el Ministerio de Agricultura que supone a los productores poder “trabajar hasta fin de campaña, porque si no, con el único registro de un producto químico que tienen y productos como azufre, no se pueden tratar las flores porque no es muy eficaz”.
Con esta autorización del ministerio se evitan pérdidas como en la cosecha de 2023 cuando afectó de manera desigual a las fincas, algunos tuvieron mermas en torno al 70 por ciento y otros menores, pero la media estuvo alrededor del 25 por ciento, algo que es “inasumible” porque el contrato que tienen con la industria es “antiguo y no cubre los costes de producción”. Esta parte económica, “con pérdidas incluso del 100 por ciento”, la reconoce el ministerio en la exposición de antecedentes de la autorización excepcional.
Cosecha de lúpulo en León
Aún es pronto para hablar de previsión de cosecha, reconoce Fraile, pero cree que las mermas producidas por los hongos pueden bajar en torno al 10 por ciento, algunas fincas pueden tener más y otras menos dependiendo de la afectación por hongos. Según expone, el lúpulo se ve afectado por el mildiu y el oídio, el primero en la fase inicial de crecimiento y el segundo, después y hacen falta “productos productos para las dos fases y además deben ser varios, para no repetir, porque los hongos tienen mucha facilidad para desarrollar resistencias a los a los fitosanitarios”.
En el caso del oídio, “tenemos primero infección en las hojas y después esto puede afectar a todos los órganos de la planta y lo que recogemos en el lúpulo son las flores, entonces nos interesa protegerlas” y “no podemos hacer repeticiones con los mismos productos porque si no vamos a desarrollar resistencias”, de ahí la importancia de contar con un producto, añade, que poder aplicar “al principio del ciclo en las hojas y después poder alternar otros dos productos cuando ya tienes el cono floral”.
Este año el ciclo vegetativo va ligeramente retrasado y se espera el grueso de la cosecha para el mes de septiembre, aunque en algunas zonas podrían comenzar a finales del próximo mes de agosto.
Esperando la autorización permanente
La utilización de este fitosanitario por parte del ministerio es excepcional, pero se trabaja desde hace años en que sea permanente, se hicieron “ensayos para el registro en 2018 y se presentó el dossier para la zona sur de Europa”, pero al tratarse de producciones minoritarias aún en 2024 no ha llegado, pero esa solicitud es la que permite las autorizaciones de uso excepcional porque uno de los requisitos es “que hayas hecho todo el procedimiento y que falte la parte del registro del producto” que se esperaba para 2022, pero aún no ha llegado.
La autorización excepcional del Ministerio
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente autorizó “excepcionalmente los productos fitosanitarios formulados a base de fluopyram 25% + trifloxistrobin 25% [SC] p/v autorizados en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios del MAPA, para su comercialización y uso contra oídio en el cultivo del lúpulo”, en el plazo entre el 10 de julio y el 10 de septiembre “para una utilización controlada y limitada” de unos tratamientos que “deberán ser efectuados por agricultores y aplicadores profesionales, bajo el control de las autoridades competentes de la Comunidad Autónoma.
Según explica la resolución de autorización excepcional en el apartado de antecedentes, “los ataques de oídio en el cultivo del lúpulo, pueden diezmar una plantación entera en unos pocos días quedando los conos reducidos al raquis de la inflorescencia y ocasionando una pérdida total de la producción. El no realizar tratamientos contra oídio supone que el porcentaje de conos dañados por esta enfermedad puede exceder el establecido en el contrato de compra de las empresas a las que va destinadas la producción de lúpulo, por lo que esta sería rechazada llegando a unas pérdidas económicas del 100% para muchos agricultores.
Para poder dar una cobertura fitosanitaria completa en el periodo crítico del desarrollo del cultivo, es preciso incorporar algunas sustancias activas fúngicas que aporten nuevos modos de acción para el control de la población del hongo Podosphaera macularis (Oídio). El cultivo del lúpulo al ser un cultivo menor, sufre la falta de atención, lo que repercute en la falta de productos fitosanitarios, dificultando el manejo y gestión de sus plagas y enfermedades”.