La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) ha alertado de que la falta de inversión en obras de regulación agravará la amenaza que suponen las sequías para España, después de que las reservas de agua hayan vuelto a caer hasta el 44,8%, es decir, casi 15 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años.
En este escenario, Fenacore lamenta que se hayan ejecutado sólo dos de cada diez euros de la inversión prevista en los anteriores planes hidrológicos, por lo que un porcentaje elevado de las obras de regulación y de infraestructuras hidráulicas de interés general no se han realizado pese a recogerse en los sucesivos planes y resultar determinantes para mitigar impactos del cambio climático como las sequías, que en los últimos 50 años han provocado la muerte de 650.000 personas en el mundo y a tenor de las proyecciones cada vez serán más frecuentes en países con climas áridos y semiáridos como el nuestro.
En este contexto, los regantes indican que la desertificación se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales, al afectar al 37% de la superficie terrestre del planeta e impactar sobre 3.000 millones de personas. En el caso concreto de España, según el MITECO, nuestro país cuenta con un 74% de zonas secas y con más de 9 millones de hectáreas catalogadas como de riesgo alto o muy alto de desertificación.
30% de capacidad
Asimismo, FENACORE explica que las obras de regulación son fundamentales a la hora de combatir las sequías al permitir embalsar agua en las épocas de lluvia para distribuirla y usarla cuando se necesite, lo que en estos momentos resultaría especialmente relevante para las cuencas de la mitad sur de España, que se encuentran a alrededor del 30% de su capacidad, y también para territorios de Cataluña donde el uso del agua para el riego agrícola ya comienza a sufrir restricciones.
Finalmente, Fenacore apunta que la mayoría de los países europeos pueden aprovechar de forma natural más de un 40% de sus recursos hídricos, mientras que en España este aprovechamiento en régimen natural se reduce al 9%. De ahí, la necesidad de las obras de regulación para almacenar agua. Y es que, a juicio de la Federación, en España, sin embalses, en el estiaje de verano de los ríos, sólo se podrían abastecer en torno a 5 millones de habitantes.
A la hora de regular las cuencas, los regantes respaldan la obligación de respetar el medio ambiente y de someter cualquier obra hidráulica a los pertinentes análisis ambientales, hidrológicos, sociales y económicos. Sin embargo, en contra de la posición radical de algunos grupos ecologistas, Fenacore defiende la regulación también para paliar los efectos negativos de las sequías.
En esta línea, la Federación critica duramente que los Planes Hidrológicos de los que dependerá la gestión del agua durante las próximas décadas establezcan propuestas de caudales ecológicos para acercar el funcionamiento del río a su régimen natural, lo que anularía la función de regulación que cumplen nuestros embalses, pudiendo llegar a vaciarlos y, así, representando una seria amenaza para la satisfacción de las demandas, o lo que es lo mismo, para la producción de alimentos.