
Desde la Federación de Regantes del Duero se recuerdan, en una carta remitida a los medios que comunicación como, en los últimos días, están proliferando diversas noticias en los medios de comunicación promovidas por Grupos Ecologistas y altos cargos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en las que se demoniza a los regantes y se les pretende culpabilizar de la sequía que está padeciendo España, así como de las restricciones de agua que están sufriendo algunas poblaciones. En este sentido, subrayan que se alude a que, actualmente, se cuentan con las reservas más bajas desde la grave sequía de 1995. Desde Ferduero se destaca que fue precisamente dicha sequía la que hizo tomar conciencia a las Comunidades de Regantes de que había que cambiar el chip en la gestión del agua, ser conscientes de que los embalses de la Cuenca tienen un carácter anual, que debían promover dejar las mayores reservas posibles en los años buenos, fomentar la modernización de los regadíos, así como solicitar incrementos de regulación en las zonas donde fueran necesarios.
En todo este recorrido de 27 años se han producido 2 circunstancias, afirman los regantes, que han contribuido a agravar la situación:
1.- Las regulaciones no se han incrementado, pero sí la superficie de regadío dependiente de ellas, aspecto propiciado por las políticas de promoción pública auspiciadas por las Administraciones. Ante esto, no ha quedado otra solución a la Comunidades de Regantes que mejorar al máximo la gestión del agua para cubrir las necesidades de las zonas ampliadas, para que todas ellas tengan las mismas posibilidades de desarrollo.
2.- El incremento de los caudales ecológicos, propiciado por la aprobación de los diferentes planes hidrológicos, ha supuesto una importante detracción de recursos de los embalses amortizados por los diferentes usuarios. A nivel nacional se considera que puede situarse por encima de un 16%, lo que supone una merma significativa en detrimento de otros usos, como es el caso del regadío.
En la misiva desde Ferduero se recuerda que el regadío no utiliza el agua a su antojo, sino que tiene que cumplir con los establecido en los Planes Hidrológicos y someterse a los acuerdos adoptados por las Juntas de Explotación y la Comisión de Desembalse, que determinan los desembalses mínimos, los caudales que deben circular por todos los tramos de río (el cumplimento es prácticamente del 100% en la Demarcación del Duero), el cumplimiento de los márgenes de seguridad para prevenir avenidas, así como las reservas de finales de campaña que puedan garantizar la correcta satisfacción de los usos prioritarios, encontrándose por encima de todos el abastecimiento humano.
Con todas estas premisas la labor de las Comunidades de regantes, recalcan, se ha intensificado en la mentalización y educación de los usuarios que dependen de ellas en dos líneas fundamentales:
a) Funcionar con dotaciones por Sistemas de Explotación, adelantándose en años a lo que ha empezado a hacer la propia Confederación desde la sequía de 2017. Cada Comunidad tiene su cupo y debe saber administrarlo entre todos sus usuarios.
b) Dejar mayor reserva a final de campaña que la aprobada por las diferentes Juntas de Explotación y la Comisión de Desembalse.
Por toda esta labor, los regantes se sienten indignados y agraviados por la campaña de acoso y demonización promovida por grupos ecologistas y el propio Ministerio para la Transición Ecológica y Reto (más bien ROTO) Demográfico:
– Los agricultores de regadío no derrochan agua, reiteran, sino que la gestionan de manera adecuada persiguiendo poder vivir honradamente de la actividad agraria y proporcionar alimentos seguros y saludables para toda la población, cumpliendo además con todas las normas establecidas por la legislación que nos afecta.
– En contra de las propuestas propiciadas por los sectores arriba señalados, que abogan por derruir embalses y reducir hectáreas de regadío, los regantes demandan justo lo contrario, máxime en la cuenca del Duero, la menos regulada de España, que para usos consuntivos tan sólo puede almacenar el 31% de su aportación anual. En unas zonas de clima semiárido como esta y con la disminución de aportaciones y la inestabilidad climática que se prevé auspiciado por el cambio climático, la regulación es más necesaria que nunca para prevenir avenidas y garantizar la satisfacción de las demandas de los diferentes usos. Además, creen que hay algo que a nadie se le escapa: al margen del uso de regadío, sin embalses no se podrían satisfacer ni el abastecimiento humano, ni cumplir con los caudales medio ambientales establecidos. Por si esto fuera poco, en estos momentos el Reino de España ha tenido que echar mano de algunos embalses amortizados por los distintos usuarios, para garantizar los caudales que deben llegar al país vecino de Portugal, en cumplimiento de lo establecido en el convenio de Albufeira, hecho que afectará gravemente a los regantes, que verán ostensiblemente disminuidas las reservas que habían conseguido ahorrar con la correcta gestión de sus riegos.
– A pesar de ser España en uno de los países con más regadío modernizado del mundo, tal y como ha demostrado y documentado FENACORE en múltiples ocasiones, queda mucho camino por recorrer para poder seguir mejorando la gestión del agua con todo lo que ello conlleva. Aún queda mucha superficie por modernizar (solo en la cuenca del Duero hay 51.000 has aprobadas por las Asambleas de las Comunidades que están a la espera de que el Consejo de Ministros apruebe la encomienda para proceder a su ejecución), razón por la que seguimos demandando que no se pare ni un segundo este proceso transformador de los regadíos.