El girasol ha dado un paso atrás en los campos de Castilla y León está campaña ante la decisión de los agricultores de reducir en un 11,5 por ciento la superficie que dedicaban a este cultivo, pues se ha pasado desde las 293.243 hectáreas que se sembraron en 2013 a las 259.375 que lo han hecho en el actual.
[[{«fid»:»11206″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:304,»width»:447,»style»:»width: 360px; height: 245px; margin: 4px; float: left;»,»alt»:»superficie de girasol en Castilla y León»,»title»:»superficie de girasol en Castilla y León»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]Esta reducción sigue la tendencia marcada a nivel nacional, aunque en el conjunto de España la disminución es ligeramente inferior porcentualmente pues se estima en un 4,9 por ciento, al bajar desde las 849.100 hectáreas a las 807.600 has. Andalucía, la comunidad autónoma que dedica una mayor cantidad de superficie a esta oleaginosas, sólo Sevilla reune 163.612 hectáreas, ha visto igualmente como mermaban las parcelas dedicadas a este cultivo en un 8,3% hasta quedarse en 294.106.
Por lo que se refiere a las referencias provinciales, la bajada numérica más importante se produce en Burgos donde la reducción llega hasta las 12.677 hectáreas seguida de Valladolid con una disminución de 7.890 has. Mientras que si se tiene en cuenta el porcentaje que supone la reducción el mayor corresponde a Salamanca con una caída de la superficie del 30,5 por ciento como consecuencia de las 5.725 hectáreas menos que se han sembrado de girasol en tierras charras; seguida de Ávila, provincia en la que el descenso de 1.692 has representa una caída porcentual del 25,6 por ciento.
A esta situación se suma la reducción de los precios que se está viviendo esta campaña que ya ha sido denunciada por las organizaciones agrarias andaluzas, en el sentido que entre mediados de julio y la primera quincena de agosto la cotización de la pipa ha caído desde los 350 euros a los 310€, cifra esta que se sitúa en los umbrales de la rentabilidad pues prácticamente no se cubren los costes de producción.
Nacho Falces