León también es tierra de toros bravos

Agronews Castilla y León

15 de diciembre de 2018

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En una finca con una historia milenaria, rodeada de robles que hunden sus raíces centenarias en la tierra y con la silueta de los impresionantes Picos de Europa al fondo, la ganadería Valdellán cría desde inicios del siglo XXI, reses bravas en la provincia de León. Es la única, su historia es reciente, pero camina con pie firme en el mundo de la tauromaquia. Prueba de ello son los premios que han cosechado sus toros en estos años, el más reciente al toro más bravo en los Desafíos Ganaderos del pasado septiembre en la plaza de Las Ventas, en Madrid. Según explica el representante de la ganadería, Jesús Manuel Martínez, en esos desafíos “se retan tres toros de una ganadería, con otros tres de otra, en un certamen que dura varios fines de semana” y en ellos el toro llamado Navarro consiguió ser reconocido como “el más bravo del elenco”. Antes, también habían llegado premios desde Francia, que fue “el primer mercado que se exploró”, y allí los toros de Valdellán obtuvieron dos premios Paul Ricard, “que otorga el mayor patrocinador del mundo taurino francés”, con todo ello esta ganadería leonesa “se ha labrado un nombre que se ha ido extendiendo y el culmen ha llegado con el premio en los Desafíos Ganaderos en la mejor plaza del mundo, la de Madrid”.

[[{«fid»:»43647″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:5551,»width»:3744,»style»:»width: 450px; height: 667px; border-width: 1px; border-style: solid; margin: 4px; float: left;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]La ganadería Valdellán se cría en una finca de 500 hectáreas de roble, al norte del Camino de Santiago, entre las localidades leonesas de Sahagún y Almanza, “con una orografía espectacular”, en las “últimas ramificaciones de los Picos de Europa, en un terreno ondulado” y en la que hay abundante agua, “un entorno fantástico para la cría del toro bravo”. En total hay alrededor de 450 cabezas de ganado, de las que más de un centenar son machos, desde becerros a toros de saca, que son los que saldrán a las plazas de toros el próximo año. Además, la ganadería también cuenta con caballos de monta porque “el manejo se hace con el sistema tradicional”.

Cecina de lidia, un producto único

Valdellán es única en la provincia de León y también única en la apuesta por un producto agroalimentario “de gran calidad”, se trata de la cecina de lidia que se hace con la carne procedente de los descartes de tienta, vacas y toros que son improductivos para la reproducción o la lidia, pero nunca aquellos sacrificados en las plazas de toros.

Se comenzó a producir para el mercado en 2009, aunque ya se habían hecho pruebas con anterioridad y, desde entonces, asegura Martínez, “está teniendo una aceptación exponencial, todo lo que se produce, se vende” porque “es un producto de mucha calidad por cómo viven los animales de lidia”. No tiene el certificado de ecológico, pero sí es “un producto muy natural porque procede de los animales que pastan en semi libertad en cuarteles de muchas hectáreas y que tienen que moverse para ir a por el alimento, eso hace que la materia prima de la cecina sea tan singular y rica y, además, con poca grasa”. El consumidor, resume, se lleva al paladar “todo un plato de dehesa” hecho a base de carne de lidia, sal y un golpe de humo.

Criados en una finca milenaria

La ganadería -con encaste de Santa Coloma (línea Graciliano Pérez-Tabernero)- toma el nombre de la finca en la que se asienta, la Dehesa de Valdellán, cuya historia se remonta al año 1270, fue propiedad del Monasterio cisterciense de Villaverde de Sandoval hasta la desamortización de Mendizábal en 1835, que pasó a manos del Estado, y después fue adquirida por la familia Martínez de Azcoitia que la destinó, además de al recreo, a la cría de ganado vacuno, porcino y caballar. Después pasó por otro propietario y en el año 2000 la adquirió Valdellán para ubicar en ella la ganadería de toros bravos, hizo inversiones para adaptarla a la cría de toros, por ejemplo, con la construcción de una plaza de tienta y la división del terreno en grandes cercados que permiten llevar a cabo la mejor genética, al conocer quiénes son el padre y la madre de los becerros.



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